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Text 36

kurvāṇā yatra karmāṇi
bhagavac-chikṣayāsakṛt
gṛṇanti guṇa-nāmāni
kṛṣṇasyānusmaranti ca

kurvāṇāḥ—mientras realiza; yatra—en seguida; karmāṇi—deberes; bhagavat—la Personalidad de Dios; śikṣayā—por la voluntad de; asakṛt—constantemente; gṛṇanti—adopta; guṇa—cualidades; nāmāni—nombres; kṛṣṇasya—de Kṛṣṇa; anusmaranti—recuerda constantemente; ca—y.

Mientras se desempeñan deberes conforme a la orden de Śrī Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, uno se acuerda constantemente de Él, de Sus nombres y de Sus cualidades.

SIGNIFICADO: Un experto devoto del Señor puede amoldar su vida de manera tal, que mientras desempeña toda clase de deberes, ya sea para esta vida o para la siguiente, puede recordar constantemente el nombre, la fama, las cualidades, etc., del Señor. La orden del Señor está muy clara en el Bhagavad-gītā: uno debe trabajar únicamente para el Señor en todas las esferas de la vida. En cada esfera de la vida, el Señor debe estar situado como el propietario de todo. Según los ritos védicos, incluso en la adoración de algunos semidioses, tales como Indra, Brahmā, Sarasvatī y Gaṇeśa, existe el sistema de que en todas las circunstancias debe estar la representación de Viṣṇu como yajñeśvara, o el poder controlador de dichos sacrificios. Se recomienda que para un propósito en particular se adore a un semidiós en particular, pero aun así es obligatoria la presencia de Viṣṇu para hacer que la función esté bien.

Aparte de esos deberes védicos, incluso en nuestros asuntos ordinarios (por ejemplo, en nuestros asuntos hogareños o en nuestro negocio o profesión) debemos considerar que el resultado de todas las actividades debe entregársele al supremo disfrutador, el Señor Kṛṣṇa. En el Bhagavad-gītā, el Señor ha declarado que Él es el disfrutador supremo de todo, el propietario supremo de todos los planetas y el amigo supremo de todos los seres. Nadie más, aparte del Señor Śrī Kṛṣṇa, puede decir que es el propietario de todo lo que hay en Su creación. Un devoto puro recuerda esto constantemente y, al hacerlo, repite el nombre, la fama, y las cualidades trascendentales del Señor, lo cual significa que constantemente está en contacto con el Señor. El Señor es idéntico a Su nombre, fama, etc., y, por ende, estar asociado con Su nombre, fama, etc., constantemente, significa en realidad estar asociado con Él.

La mayor porción de nuestro ingreso monetario, no menos del cincuenta por ciento, debe gastarse en ejecutar la orden del Señor Kṛṣṇa. No solo debemos darle a esta causa el beneficio de nuestras ganancias, sino que además debemos hacer lo posible por predicarles a otros este culto de la devoción, ya que también esa es una de las órdenes del Señor. El Señor dice, de manera categórica, que nadie le es más querido que aquel que siempre está dedicado a la labor de predicar por todas partes del mundo el nombre y la fama del Señor. Los descubrimientos científicos del mundo material pueden también ser ocupados igualmente en la ejecución de Su orden. Él quiere que el mensaje del Bhagavad-gītā se predique entre Sus devotos. Eso no debe hacerse entre aquellos que no tienen en su haber ninguna austeridad, caridad, educación, etc. Por consiguiente, debe continuarse con el esfuerzo de convertir en devotos de Él a hombres que no están dispuestos a ello. El Señor Caitanya ha enseñado un método muy sencillo en relación con esto. Él ha dado el ejemplo de predicar el mensaje trascendental a través del canto, el baile y el refrigerio. De manera que el cincuenta por ciento de nuestros ingresos puede gastarse en eso. En esta caída era de riña y disensión, si tan solo los dirigentes y personas ricas de la sociedad acceden a gastar el cincuenta por ciento de sus ingresos en el servicio del Señor, tal como lo enseña el Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu, hay la absoluta certeza de convertir este caótico infierno en la morada trascendental del Señor. Nadie estará en desacuerdo con participar en una función en la que se provea de buen canto, buen baile y sabrosos refrigerios. Todo el mundo asistirá a una función de esa índole, y es seguro que todos sentirán individualmente la trascendental presencia del Señor. Eso solo ayudará al asistente a asociarse con el Señor y así purificarse en lo referente a la comprensión espiritual. La única condición para ejecutar con éxito esas actividades espirituales, es que deben ser conducidas bajo la guía de un devoto puro que esté completamente libre de toda clase de deseos mundanos, actividades fruitivas y áridas especulaciones acerca de la naturaleza del Señor. Nadie tiene que descubrir la naturaleza del Señor. El propio Señor ya la ha expuesto de manera especial en el Bhagavad-gītā, y de manera general en todas las demás Escrituras védicas. Simplemente tenemos que aceptarlas en su totalidad y acatar las órdenes del Señor. Eso nos guiará hacia la senda de la perfección. Uno puede permanecer en su propia posición. Nadie tiene que cambiar su posición, especialmente en esta era de variadas dificultades. La única condición es que uno debe dejar el hábito de la árida especulación con la intención de volverse uno con el Señor. Y después de dejar esas arrogantes y engreídas vanidades, uno puede percibir muy sumisamente las órdenes del Señor que se hallan en el Bhagavad-gītā o el Bhāgavatam, de labios de un devoto genuino, cuya aptitud se describió anteriormente. Eso hará que todo sea un éxito, sin ninguna duda.

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