Text 22
sakṛd yad darśitaṁ rūpam
etat kāmāya te ’nagha
mat-kāmaḥ śanakaiḥ sādhu
sarvān muñcati hṛc-chayān
sakṛt—solo una vez; yat—esa; darśitam—mostrada; rūpam—forma; etat—esto es; kāmāya—para los anhelos; te—tu; anagha—¡oh, virtuoso!; mat—Mío; kāmaḥ—deseo; śanakaiḥ—mediante el aumento; sādhuḥ—devoto; sarvān—todos; muñcati—se deshace; hṛt-śayān—deseos materiales.
¡Oh, virtuoso!, tú has visto Mi forma solo una vez, y eso tan solo para aumentar tu deseo de conseguirme, pues cuanto más ansíes conseguirme, más te liberarás de todos los deseos materiales.
SIGNIFICADO: El ser viviente no puede estar desprovisto de deseos, pues no es una exánime piedra. Él tiene que estar trabajando, pensando, sintiendo y deseando. Pero cuando piensa, siente y desea de un modo material, se enreda, y, por el contrario, cuando piensa, siente y desea en aras del servicio del Señor, se ve gradualmente liberado de todo enredo. Cuanto más una persona se dedica al amoroso servicio trascendental del Señor, más anhela dicho servicio. He ahí la naturaleza trascendental del servicio divino. El servicio material llega a saciar, mientras que el servicio espiritual del Señor no conoce ni saciedad ni final. Uno puede continuar aumentando sus anhelos hacia el amoroso y trascendental servicio del Señor, y sin embargo no encontrará saciedad ni final. Mediante el intenso servicio que se le preste al Señor, uno puede experimentar trascendentalmente la presencia del Señor. Así que, ver al Señor significa estar dedicado a Su servicio, pues Su servicio y Su persona son idénticos. El devoto sincero debe continuar con el servicio sincero que le presta al Señor. El Señor dará la dirección apropiada en cuanto a cómo y dónde tiene que realizarse. En Nārada no había deseo material, y, no obstante, solo para aumentar su intenso deseo de conseguir al Señor, se le aconsejó de esa manera.