Text 28
manye tvāṁ kālam īśānam
anādi-nidhanaṁ vibhum
samaṁ carantaṁ sarvatra
bhūtānāṁ yan mithaḥ kaliḥ
manye—yo considero; tvām—Tu Señoría; kālam—el tiempo eterno; īśānam—el Señor Supremo; anādi-nidhanam—sin comienzo ni fin; vibhum—que está dentro y fuera de todo; samam—igualmente misericordioso; carantam—distribuyendo; sarvatra—en todas partes; bhūtānām—de los seres vivientes; yat mithaḥ—por intercambio; kaliḥ—disensión.
Mi Señor, yo considero que Tu Señoría es el tiempo eterno, el controlador supremo, aquel que no tiene principio ni fin y que está dentro y fuera de todo. Al distribuir Tu misericordia, eres equitativo con todos. Las disensiones entre los seres vivientes se deben al intercambio social.
SIGNIFICADO: Kuntīdevī sabía que Kṛṣṇa no era ni su sobrino ni un familiar ordinario de su casa paterna. Ella sabía perfectamente bien que Kṛṣṇa es el Señor primordial que vive en el corazón de todos en forma de la Superalma, Paramātmā. Otro nombre del aspecto Paramātmā del Señor es kāla, o el tiempo eterno. El tiempo eterno es el testigo de todas nuestras acciones, buenas y malas, y, en consecuencia, Él asigna las reacciones resultantes. De nada vale decir que no sabemos por qué ni para qué estamos sufriendo. Puede que hayamos olvidado la fechoría por la cual estamos sufriendo en los actuales momentos, pero debemos recordar que Paramātmā es nuestro compañero constante, y, por consiguiente, Él conoce todo, pasado, presente y futuro. Y debido a que el aspecto Paramātmā del Señor Kṛṣṇa asigna todas las acciones y reacciones, Él es además el controlador supremo. Ni una brizna de hierba se mueve sin Su sanción. A los seres vivientes se les da tanta libertad como merecen, y el mal uso de esa libertad es la causa del sufrimiento. Los devotos del Señor no hacen mal uso de su libertad y, por ende, ellos son los hijos buenos del Señor. Otros, que hacen mal uso de la libertad, son puestos en medio de los sufrimientos asignados por el kāla eterno. El kāla les ofrece a las almas condicionadas tanto felicidad como sufrimientos. Todo está predestinado por el tiempo eterno. Así como tenemos sufrimientos que no hemos pedido, así mismo también tenemos felicidad sin pedirla, pues todo eso está predestinado por kāla. De modo que nadie es ni enemigo ni amigo del Señor. Todo el mundo está sufriendo y disfrutando el resultado de su propio destino. Ese destino lo hacen los seres vivientes en el transcurso del intercambio social. Aquí, todo el mundo quiere enseñorearse de la naturaleza material, y de ese modo todo el mundo crea su propio destino bajo la supervisión del Señor Supremo. Él está dentro y fuera de todo y, por consiguiente, Él puede ver las actividades de todos. Y como el Señor no tiene principio ni fin, a Él también se le conoce como el tiempo eterno, kāla.