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Text 29

dharmaṁ pravadatas tasya
sa kālaḥ pratyupasthitaḥ
yo yoginaś chanda-mṛtyor
vāñchitas tūttarāyaṇaḥ

dharmam—deberes propios de la ocupación; pravadataḥ—mientras describía; tasya—su; saḥ—ese; kālaḥ—tiempo; pratyupasthitaḥ—apareció exactamente; yaḥ—que es; yoginaḥ—para los místicos; chanda-mṛtyoḥ—de aquel que muere en el momento que él mismo escoge; vāñchitaḥ—es deseado por; tu—pero; uttarāyaṇaḥ—el período en que el Sol pasa al horizonte norte.

Mientras Bhīṣmadeva describía los deberes propios de cada ocupación, el curso del Sol entró en el hemisferio norte. Este período lo anhelan los místicos que mueren cuando lo desean.

SIGNIFICADO: Los yogīs o místicos perfectos pueden abandonar el cuerpo material a su antojo en un momento idóneo, e ir a un planeta adecuado que ellos deseen. En el Bhagavad-gītā (8.24) se dice que las almas autorrealizadas que se han identificado de modo preciso con el interés del Señor Supremo, pueden por lo general abandonar el cuerpo material durante el período de la refulgencia del dios del fuego y cuando el Sol se halla en el horizonte norte, y de ese modo llegar al cielo trascendental. En los Vedas se considera que esos momentos son auspiciosos para dejar el cuerpo, y los místicos expertos que han perfeccionado el sistema los aprovechan. La perfección del yoga significa alcanzar dichos estados supramentales de manera de poder abandonar el cuerpo material cuando se desee. Los yogīs pueden además llegar en un dos por tres a cualquier planeta, sin necesidad de un vehículo material. Los yogīs pueden llegar en muy poco tiempo al sistema planetario más elevado de todos, y esto le resulta imposible al materialista. Incluso el intento de llegar al planeta más elevado tomaría millones de años a una velocidad de millones de kilómetros por hora. La otra es una ciencia diferente, y Bhīṣmadeva sabía bien cómo utilizarla. Él solo estaba esperando el momento idóneo para dejar el cuerpo material, y la mejor oportunidad se presentó cuando estaba instruyendo a sus nobles nietos, los Pāṇḍavas. Él se dispuso, pues, a abandonar el cuerpo ante el excelso Señor Śrī Kṛṣṇa, los piadosos Pāṇḍavas y los grandes sabios encabezados por Bhagavān Vyāsa, etc., que eran todos grandes almas.

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