Text 46
tasya nirharaṇādīni
samparetasya bhārgava
yudhiṣṭhiraḥ kārayitvā
muhūrtaṁ duḥkhito ’bhavat
tasya—su; nirharaṇa-ādīni—ceremonia fúnebre; samparetasya—del cadáver; bhārgava—¡oh, descendiente de Bhṛgu!; yudhiṣṭhiraḥ—Mahārāja Yudhiṣṭhira; kārayitvā—habiéndolo ejecutado; muhūrtam—por un momento; duḥkhitaḥ—acongojado; abhavat—se volvió.
¡Oh, descendiente de Bhṛgu [Śaunaka]!, después de celebrarle los rituales funerarios al cadáver de Bhīṣmadeva, el pesar se apoderó momentáneamente de Mahārāja Yudhiṣṭhira.
SIGNIFICADO: Bhīṣmadeva no solo era un gran líder de la familia para Mahārāja Yudhiṣṭhira, sino también un gran filósofo y amigo de él, de sus hermanos y de su madre. Como Mahārāja Pāṇḍu, el padre de los cinco hermanos encabezados por Mahārāja Yudhiṣṭhira, había muerto, Bhīṣmadeva era el abuelo más afectuoso de los Pāṇḍavas y guardián de su nuera viuda, Kuntīdevī. Aunque Mahārāja Dhṛtarāṣṭra, el tío mayor de Mahārāja Yudhiṣṭhira, estaba presente para velar por ellos, su afecto estaba más del lado de sus cien hijos, encabezados por Duryodhana. Finalmente, se formó una camarilla colosal para privar a los cinco hermanos de su justo derecho al reino de Hastināpura. Hubo una gran intriga, como es común en los palacios imperiales, y a los cinco hermanos se los desterró a la selva. Pero Bhīṣmadeva siempre fue para Mahārāja Yudhiṣṭhira un sincero y simpatizante bienqueriente, abuelo, amigo y filósofo, incluso hasta el último momento de su vida. Él murió muy feliz al ver a Mahārāja Yudhiṣṭhira camino del trono; de no haber sido así, hubiera dejado el cuerpo material hacía mucho tiempo, en vez de sufrir una agonía por los inmerecidos sufrimientos de los Pāṇḍavas. Él simplemente estaba aguardando el momento oportuno, porque estaba totalmente seguro de que los hijos de Pāṇḍu lograrían la victoria en el campo de batalla de Kurukṣetra, ya que Su Señoría Śrī Kṛṣṇa era Su protector. Como él era un devoto del Señor, sabía que el devoto del Señor no puede ser vencido en ningún momento. Mahārāja Yudhiṣṭhira estaba muy consciente de todos estos buenos deseos de Bhīṣmadeva, y, por lo tanto, debía estar sintiendo la gran separación. Él se lamentaba por estarse separando de una gran alma, y no por el cuerpo material que Bhīṣmadeva abandonó. La ceremonia fúnebre era un deber necesario, aunque Bhīṣmadeva era un alma liberada. Como Bhīṣmadeva no tenía hijos, el nieto mayor, es decir, Mahārāja Yudhiṣṭhira, era la persona indicada para realizar esa ceremonia. Fue un gran don para Bhīṣmadeva que un hijo igualmente eminente de la familia se encargara de los últimos ritos de un gran hombre.