Text 35
ity uktaḥ sa khalaḥ pāpo
bhojānāṁ kula-pāṁsanaḥ
bhaginīṁ hantum ārabdhaḥ
khaḍga-pāṇiḥ kace ’grahīt
iti uktaḥ—al escuchar estas palabras; saḥ—él (Kaṁsa); khalaḥ—envidioso; pāpaḥ—pecador; bhojānām—de la dinastía Bhoja; kula-pāṁsanaḥ—el que puede arruinar la reputación de su familia; bhaginīm—a su hermana; hantum ārabdham—dispuesto a matarla; khaḍga-pāṇiḥ—empuñando una espada; kace—cabellos; agrahīt—tomó.
Kaṁsa era una personalidad aborrecible en la dinastía Bhoja, pues era envidioso y pecador. Así, tan pronto como escuchó aquel oráculo del cielo, tomó a su hermana del cabello con la mano izquierda, y en la derecha empuñó la espada para cortarle la cabeza allí mismo.
SIGNIFICADO: Kaṁsa llevaba las riendas de la cuadriga con la mano izquierda, pero, tan pronto como escuchó el presagio que el octavo hijo de su hermana iba a matarle, soltó las riendas, tomó a su hermana del cabello, y empuñó una espada en la mano derecha, dispuesto a matarla. Un momento antes, se mostraba tan cariñoso que hacía de auriga para ella, pero, en cuanto escuchó que sus intereses personales y su vida estaban en juego, se olvidó inmediatamente de todo el cariño que sentía por ella y se convirtió en su gran enemigo. Esa es la naturaleza de los demonios. Nunca hay que fiarse de los demonios, por mucho cariño que nos muestren. Por otra parte, tampoco hay que fiarse de los reyes, los políticos y las mujeres, pues, para defender sus propios intereses, pueden hacer las cosas más abominables. Por esa razón, Cāṇakya Paṇḍita dice: viśvāso naiva kartavyaḥ strīṣu rāja-kuleṣu ca.