Text 28
tvam eka evāsya sataḥ prasūtis
tvaṁ sannidhānaṁ tvam anugrahaś ca
tvan-māyayā saṁvṛta-cetasas tvāṁ
paśyanti nānā na vipaścito ye
tvam—Tú (¡oh, Señor!); ekaḥ—pues eres uno sin par, lo eres todo; eva—en verdad; asya sataḥ—de la manifestación cósmica ahora visible; prasūtiḥ—la fuente original; tvam—Tu Señoría; sannidhānam—la conservación de esa energía cuando todo es destruido; tvam—Tu Señoría; anugrahaḥ ca—y el sustentador; tvat-māyayā—por Tu energía ilusoria, la energía externa; saṁvṛta-cetasaḥ—aquellos cuya inteligencia está cubierta por esa energía ilusoria; tvām—a Ti; paśyanti—observan; nānā—muchas diversidades; na—no; vipaścitaḥ—sabios eruditos o devotos; ye—que son.
La causa eficiente del mundo material, que se manifiesta con sus muchas diversidades en la forma del árbol original, eres Tú, ¡oh, Señor! Tú eres también el sustentador del mundo material, y eres aquel en quien todo se conserva después de la aniquilación. Los que están cubiertos por Tu energía externa no pueden ver que Tú estás detrás de esta manifestación, pues no poseen la visión de los devotos eruditos.
SIGNIFICADO: Hay semidioses, comenzando por el Señor Brahmā, el Señor Śiva, e incluso Viṣṇu, que son considerados el creador, el sustentador y el destructor del mundo material; pero en realidad no lo son. El hecho es que todo es la Suprema Personalidad de Dios, que Se manifiesta en diversidad de energías. Ekam evādvitīyaṁ brahma. No existe ninguna otra existencia. Los verdaderos eruditos, vipaścit, son aquellos que han alcanzado el nivel de entender y observar a la Suprema Personalidad de Dios en todas las circunstancias de la vida. Premāñjana-cchurita-bhakti-vilocanena santaḥ sadaiva hṛdayeṣu vilokayanti (Brahma-saṁhitā 5.38). Los devotos eruditos ven representada la presencia del Señor Supremo hasta en las situaciones de sufrimiento. El devoto que está sufriendo ve que el Señor ha aparecido en la forma del sufrimiento para aliviarle o purificarle de la contaminación del mundo material. Mientras permanecemos en el mundo material, pasamos por diversas circunstancias; por eso, el devoto ve en las situaciones de sufrimiento otro aspecto del Señor. Tat te 'nukampāṁ susamīkṣamāṇaḥ (Bhāg. 10.14.8). Es decir, el devoto considera los sufrimientos un gran favor del Señor, pues entiende que, con ellos, se está purificando de la contaminación material.Teṣām ahaṁ samuddhartā mṛtyu-saṁsāra-sāgarāt (Bg. 12.7). El sufrimiento constituye un proceso negativo que tiene por objeto liberar al devoto del mundo material, que se denomina mṛtyu-saṁsāra, la constante sucesión de nacimientos y muertes. Cuando un alma se entrega al Señor, Él la purifica de la contaminación material con un poco de sufrimiento, para así salvarla del ciclo de nacimientos y muertes. Aunque el no devoto no puede entenderlo, el devoto sí lo entiende, debido a que es vipaścit, erudito. El resultado es que el no devoto se perturba con la aparición del sufrimiento, mientras que el devoto da la bienvenida a esas aflicciones considerándolas otro aspecto del Señor. Sarvaṁ khalv idaṁ brahma.El devoto puede ver que, aparte de la Suprema Personalidad de Dios, no existe ninguna otra entidad. Ekam evādvitīyam. Solo existe el Señor, que Se manifiesta en diversas energías.
Las personas que carecen de conocimiento verdadero creen que el Señor Brahmā es el creador, Viṣṇu el sustentador y Śiva el destructor, y que los semidioses tienen determinadas funciones que cumplir. Entonces se proponen unos objetivos y adoran a los semidioses para ver cumplidos esos objetivos (kāmais tais tair hṛta-jñānāḥ prapadyante 'nya-devatāḥ). El devoto, sin embargo, sabe que esos semidioses no son sino partes de la Suprema Personalidad de Dios, y que, como partes que son, no es necesario adorarles. En el Bhagavad-gītā (9.23), el Señor dice:
ye ’py anya-devatā bhaktā
yajante śraddhayānvitāḥ
te ’pi mām eva kaunteya
yajanty avidhi-pūrvakam
«Aquellos que son devotos de otros dioses y que les adoran con fe, en realidad Me adoran únicamente a Mí, ¡oh, hijo de Kuntī!, pero lo hacen de modo equivocado». No hay por qué adorar a los semidioses, ya que esa adoración es una práctica irregular, avidhi. Por el simple hecho de entregarnos a los pies de loto de Kṛṣṇa, estamos cumpliendo perfectamente con nuestros deberes. No hace falta adorar a otras deidades o semidioses, cuya divinidad es venerada por los mūḍhas, los necios confundidos por las tres modalidades de la naturaleza material (tribhir guṇamayair bhāvair ebhiḥ sarvam idaṁ jagat). Esos necios no pueden entender que la verdadera fuente de todo es la Suprema Personalidad de Dios (mohitaṁ nābhijānāti mām ebhyaḥ param avyayam). Sin dejarnos distraer por los diversos rasgos del Señor, debemos concentrarnos en el Señor Supremo y adorarle (mām ekaṁ śaraṇaṁ vraja). Ese debe ser el principio que guíe nuestras vidas.