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Text 30

nūnaṁ hy adṛṣṭa-niṣṭho ’yam
adṛṣṭa-paramo janaḥ
adṛṣṭam ātmanas tattvaṁ
yo veda na sa muhyati


nūnam—ciertamente; hi—en verdad; adṛṣṭa—invisible; niṣṭhaḥ ayam—algo termina aquí; adṛṣṭa—el destino invisible; paramaḥ—supremo; janaḥ—toda entidad viviente que se halle en el mundo material; adṛṣṭam—ese destino; ātmanaḥ—de uno mismo; tattvam—verdad suprema; yaḥ—todo el que; veda—sabe; na—no;saḥ—él; muhyati—se confunde.


Ciertamente, todos los hombres estamos sujetos al destino, que determina los resultados de nuestras actividades fruitivas. En otras palabras, el destino invisible nos hace tener un hijo, o una hija, y el mismo destino invisible los aleja de nosotros para siempre. El destino es el controlador supremo de todos. Quien sabe esto, nunca se confunde.


SIGNIFICADO: Nanda Mahārāja consoló a Vasudeva, su hermano menor, diciéndole que el destino es, en última instancia, el responsable de todo. Vasudeva no debía sentirse triste porque Kaṁsa hubiera matado a sus hijos o porque su último hijo, que había sido niña, se hubiera ido a los planetas celestiales.

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