Text 4
sthitir vaikuṇṭha-vijayaḥ
poṣaṇaṁ tad-anugrahaḥ
manvantarāṇi sad-dharma
ūtayaḥ karma-vāsanāḥ
sthitiḥ—la situación correcta; Vaikuṇṭha-vijayaḥ—la victoria del Señor de Vaikuṇṭha; poṣaṇam—manutención; tat-anugrahaḥ—Su misericordia sin causa; manvantarāṇi—el reinado de los manus; sat-dharmaḥ—el deber ocupacional perfecto; ūtayaḥ—incentivo para el trabajo; karma-vāsanāḥ—deseo de trabajo fruitivo.
La situación idónea para las entidades vivientes consiste en obedecer las leyes del Señor, y de ese modo poseer una perfecta paz mental bajo la protección de la Suprema Personalidad de Dios. Los manus y sus leyes tienen la función de dar una dirección correcta en la vida. El incentivo para la actividad es el deseo de realizar trabajo fruitivo.
SIGNIFICADO: Este mundo material es creado, mantenido por algún tiempo, y luego aniquilado por la voluntad del Señor. Los ingredientes de la creación y el creador subordinado, Brahmā, son creados primero por el Señor Viṣṇu en sus encarnaciones primera y segunda. La primera encarnación puruṣa es Mahā-Viṣṇu, y la segunda encarnación puruṣa es Garbhodakaśāyī Viṣṇu, de quien se crea Brahmā. El tercer puruṣa-avatāra es Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu, que vive como la Superalma de todo lo que hay en el universo, y que mantiene la creación generada por Brahmā. Śiva es uno de los muchos hijos de Brahmā, y él aniquila la creación. De manera que, el creador original del universo es Viṣṇu, y por Su misericordia sin causa Él también es el sustentador de los seres creados. En consecuencia, es deber de todas las almas condicionadas reconocer la victoria del Señor, y de ese modo volverse devotos puros y vivir pacíficamente en este mundo, donde los sufrimientos y los peligros existen siempre. Las almas condicionadas, que consideran que esta creación material es el lugar para satisfacer los sentidos, y que, así pues, son engañadas por la energía externa de Viṣṇu, se quedan de nuevo para ser sometidas a las leyes de la naturaleza material, la creación y la destrucción.
En el Bhagavad-gītā se dice que todos los planetas son destruibles, comenzando con el planeta más elevado de este universo, y descendiendo hasta el planeta más bajo, Pātālaloka, y las almas condicionadas puede que viajen por el espacio, bien sea mediante el buen o mal trabajo, o mediante aeronaves modernas, pero en todas partes es seguro que han de morir, si bien la duración de la vida en diferentes planetas es diferente. La única manera de lograr la vida eterna es ir de vuelta al hogar, de vuelta a Dios, donde no hay más renacimiento como en los planetas materiales. Las almas condicionadas, inconscientes de este hecho muy simple por haber olvidado su relación con el Señor de Vaikuṇṭha, tratan de planear una vida permanente en este mundo material. Engañadas por la energía externa, se dedican así a diversos tipos de desarrollo económico y religioso, olvidando que su función es la de ir de regreso al hogar, de regreso a Dios. Ese olvido es tan fuerte, debido a la influencia de māyā, que las almas condicionadas no quieren en absoluto ir de regreso a Dios. Mediante el disfrute de los sentidos, repetidamente se vuelven víctimas del nacimiento y la muerte, y, así pues, malogran sus vidas humanas, que son oportunidades de regresar a Viṣṇu. Las Escrituras directivas hechas por los manus en diferentes eras y milenios, se denominan sad-dharma, buena guía para los seres humanos, los cuales deben aprovechar para su propio beneficio todas las Escrituras reveladas, a fin de llevar la vida a feliz término. La creación no es falsa, pero es una manifestación temporal cuyo único objetivo es darles la oportunidad a las almas condicionadas de ir de regreso a Dios. El deseo de ir de regreso a Dios y las funciones que se realizan en esa dirección, constituyen el sendero correcto del trabajo. Cuando se acepta ese sendero regulativo, el Señor les da plena protección a Sus devotos, por Su misericordia sin causa, mientras que los no devotos arriesgan sus propias actividades, para atarse a una cadena de reacciones fruitivas. La palabra sad-dharma es significativa en relación con esto. Sad-dharma, o el deber que se realiza para ir de regreso a Dios, y, así pues, volverse Su devoto puro, es la única actividad piadosa; todas las demás personas puede que finjan ser piadosas, pero de hecho no lo son. Es solo por esta razón que el Señor aconseja en el Bhagavad-gītā que uno abandone todas las supuestas actividades religiosas y se dedique por completo al servicio devocional del Señor, para librarse de todas las ansiedades que causa la peligrosa vida de la existencia material. Trabajar dentro del sad-dharma es la dirección correcta de la vida. El objetivo de uno en la vida debe ser el ir de regreso al hogar, de regreso a Dios, y no el someterse a repetidos nacimientos y muertes en el mundo material, mediante la obtención de cuerpos buenos o malos, para una existencia temporal. En eso estriba la inteligencia de la vida humana, y uno debe desear las actividades de la vida en función de ello.