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Text 41

sattvaṁ rajas tama iti
tisraḥ sura-nṛ-nārakāḥ
tatrāpy ekaikaśo rājan
bhidyante gatayas tridhā
yadaikaikataro ’nyābhyāṁ
sva-bhāva upahanyate

sattvam—la modalidad de la bondad; rajaḥ—la modalidad de la pasión; tamaḥ—la modalidad de la oscuridad; iti—así pues; tisraḥ—las tres; sura—semidiós; nṛ—ser humano; nārakāḥ—aquel que se encuentra sufriendo las condiciones infernales; tatra api—incluso allí; ekaikaśaḥ—otro; rājan—¡oh, rey!; bhidyante—se dividen entre; gatayaḥ—movimientos; tridhā—tres; yadā—en ese momento; ekaikataraḥ—uno en relación con otro; anyābhyām—del otro; sva-bhāvaḥ—hábito; upahanyate—desarrolla.

De acuerdo con las diferentes modalidades de la naturaleza material —la modalidad de la bondad, la modalidad de la pasión y la modalidad de la oscuridad—, existen diferentes criaturas vivientes, que son conocidas como semidioses, seres humanos y entidades vivientes infernales. ¡Oh, rey!, hasta una modalidad específica de la naturaleza, estando mezclada con las otras dos, se divide en tres, y, así pues, cada clase de criatura viviente es influida por las otras modalidades, y así adquiere sus propios hábitos.

SIGNIFICADO: Las entidades vivientes están siendo conducidas individualmente por una modalidad específica de la naturaleza, pero al mismo tiempo existe toda posibilidad de que sean influidas por las otras dos. Por lo general, todas las almas condicionadas que se encuentran dentro del enjaulamiento material, están influidas por la modalidad de la pasión, debido a que cada una de ellas está tratando de enseñorearse de la naturaleza material para complacer su deseo individual. Pero a pesar de la modalidad individual del pasión, siempre existe la posibilidad de ser influido por las otras modalidades de la naturaleza, mediante la asociación. Si uno se encuentra con buenas compañías, puede desarrollar la modalidad de la bondad, y si se encuentra con mala asociación, puede que desarrolle la modalidad de la oscuridad o la ignorancia. Nada está estereotipado. Uno puede cambiar su hábito mediante buenas o malas compañías, y uno tiene que volverse lo suficientemente inteligente como para discriminar entre lo bueno y lo malo. La mejor compañía la constituye el servicio que se le presta a los devotos del Señor, y mediante ella uno puede volverse el hombre más apto de todos, por la gracia de los devotos puros del Señor. Como ya hemos visto en la vida de Śrīla Nārada Muni, él se volvió el devoto más elevado del Señor, simplemente por la asociación que le brindaron los devotos puros del Señor. Por su nacimiento, él era el hijo de una sirvienta, y no tenía ningún conocimiento de quién era su padre, ni ninguna educación académica, ni siquiera del nivel más bajo. Pero, simplemente por relacionarse con los devotos y comer los remanentes de su comida, manifestó gradualmente las cualidades trascendentales de los devotos. Mediante esa relación, su gusto por cantar y oír hablar de las glorias trascendentales del Señor se volvió resaltante, y debido a que las glorias del Señor no son diferentes del Señor, él recibió la directa compañía del Señor por medio de la representación sonora. En forma similar, se tiene la vida de Ajāmila (Sexto Canto), quien era el hijo de un brāhmaṇa, y quien fue educado y adiestrado adecuadamente en lo que se refiere al desempeño de los deberes de un brāhmaṇa, pero quien a pesar de todo esto, por tener la mala compañía de una prostituta, fue puesto en el sendero de más baja calidad que existe, el de ser caṇḍāla, o la más baja posición de un ser humano. Por lo tanto el Bhāgavatam siempre recomienda la compañía del mahat, o la gran alma, para abrir la puerta de la salvación. Relacionarse con personas dedicadas a enseñorearse del mundo material, significa entrar a la región más oscura del infierno. Uno debe tratar de elevarse mediante la compañía de la gran alma. Ese es el camino de la perfección de la vida.

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