Text 1
brahmovāca
yatrodyataḥ kṣiti-taloddharaṇāya bibhrat
krauḍīṁ tanuṁ sakala-yajña-mayīm anantaḥ
antar-mahārṇava upāgatam ādi-daityaṁ
taṁ daṁṣṭrayādrim iva vajra-dharo dadāra
brahmā uvāca—el Señor Brahmā dijo; yatra—en ese momento (cuando); udyataḥ—intentando; kṣiti-tala—el planeta Tierra; uddharaṇāya—con objeto de levantar; bibhrat—adoptó; krauḍīm—pasatiempos; tanum—la forma; sakala—total; yajña-mayīm—sacrificios que incluyen todo; anantaḥ—el Ilimitado; antar—dentro del universo; mahā-arṇave—el gran océano Garbha; upāgatam—habiendo llegado a; ādi—el primer; daityam—demonio; tam—a él; daṁṣṭrayā—mediante el colmillo; adrim—las montañas voladoras; iva—como; vajra-dharaḥ—el controlador de los relámpagos; dadāra—atravesó.
El Señor Brahmā dijo: Cuando el ilimitadamente poderoso Señor adoptó como pasatiempo la forma de un jabalí, tan solo para levantar el planeta Tierra que había sido sumergido en el gran océano del universo, denominado el Garbhodaka, apareció el primer demonio [Hiraṇyākṣa], y el Señor lo atravesó con Su colmillo.
SIGNIFICADO: Desde el comienzo de la creación, los demonios y los semidioses, o los vaiṣṇavas, son siempre las dos clases de seres vivientes que dominan los planetas de los universos. El Señor Brahmā es el primer semidiós, y Hiraṇyākṣa es el primer demonio de este universo. Los planetas flotan en el aire como esferas ingrávidas solo bajo ciertas condiciones, y tan pronto como esas condiciones son perturbadas, los planetas puede que caigan en el océano Garbhodaka, que ocupa la mitad del universo. La otra mitad es el domo esférico en el cual existen los innumerables sistemas planetarios. La flotación de los planetas en el aire ingrávido se debe a la constitución interna de los globos, y la moderna perforación de la Tierra para explotar el petróleo que se encuentra dentro, es un tipo de disturbio creado por los demonios modernos, y puede traer como resultado una reacción extremadamente dañina para la condición flotante de la Tierra. Un disturbio similar fue creado anteriormente por los demonios encabezados por Hiraṇyākṣa (el gran explotador de la fiebre del oro), y la Tierra perdió su condición ingrávida y cayó al océano Garbhodaka. El Señor, como sustentador de toda la creación del mundo material, adoptó por lo tanto la gigantesca forma de un jabalí, con un hocico proporcional a ella, y levantó la Tierra de dentro del agua del Garbhodaka. Śrī Jayadeva Gosvāmī, el gran poeta vaiṣṇava, cantó lo siguiente:
vasati daśana-śikhare dharaṇī tava lagnā
śaśini kalaṅka-kaleva nimagnā
keśava dhṛta-śūkara-rūpa
jaya jagadīśa hare
«¡Oh, Keśava!, ¡oh, Señor Supremo que has adoptado la forma de un jabalí!, ¡oh, Señor! El planeta Tierra descansaba en Tus colmillos, y parecía la Luna tallada con manchas».
Esa es la seña característica de una encarnación del Señor. La encarnación del Señor no es una idea inventada por hombres caprichosos que crean una encarnación con la imaginación. La encarnación del Señor aparece bajo ciertas circunstancias extraordinarias, como en la ocasión que aquí se menciona, y realiza una tarea que el diminuto cerebro de la humanidad no puede ni siquiera imaginar. Los modernos creadores de las muchas encarnaciones baratas que existen, deben tomar nota de la verdadera encarnación de Dios en la forma del gigantesco jabalí que poseía un hocico adecuado para cargar el planeta Tierra.
Cuando el Señor apareció para levantar la Tierra, el demonio de nombre Hiraṇyākṣa trató de crear un disturbio en las funciones metódicas del Señor, y, por consiguiente, el Señor lo mató atravesándolo con Su colmillo. De acuerdo con Śrīla Jīva Gosvāmī, el demonio Hiraṇyākṣa fue matado por la mano del Señor. En consecuencia, su versión dice que el demonio fue atravesado por el colmillo después de ser matado por la mano del Señor. Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura confirma esa versión.