Text 15
antaḥ-sarasy uru-balena pade gṛhīto
grāheṇa yūtha-patir ambuja-hasta ārtaḥ
āhedam ādi-puruṣākhila-loka-nātha
tīrtha-śravaḥ śravaṇa-maṅgala-nāmadheya
antaḥ-sarasi—dentro del río; uru-balena—mediante fuerza superior; pade—pierna; gṛhītaḥ—siendo tomada; grāheṇa—por el cocodrilo; yūtha-patiḥ—el líder de los elefantes; ambuja-hastaḥ—con una flor de loto en la mano; ārtaḥ—grandemente acongojado; āha—le habló; idam—de la siguiente manera; ādi-puruṣa—el disfrutador original; akhila-loka-nātha—el Señor del universo; tīrtha-śravaḥ—tan famoso como un lugar de peregrinaje; śravaṇa-maṅgala—todo lo bueno simplemente por oír el nombre; nāma-dheya—cuyo santo nombre merece ser cantado.
El líder de los elefantes, cuya pierna fue atacada en un río por un cocodrilo que tenía una fuerza superior a él, estaba muy acongojado. Tomando una flor de loto con su trompa, le habló al Señor, diciendo: «¡Oh, disfrutador original, Señor del universo!, ¡oh, liberador, tan famoso como un lugar de peregrinaje! Todos se purifican simplemente por oír Tu santo nombre, que merece ser cantado».
SIGNIFICADO: La historia de la salvación del líder de los elefantes, cuya pierna fue atacada en el río por un cocodrilo que tenía una fuerza superior a la de él, se describe en el Octavo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam. Puesto que el Señor es conocimiento absoluto, no existe diferencia entre Su santo nombre y la Personalidad de Dios. El líder de los elefantes se encontraba muy afligido cuando fue atacado por el cocodrilo. Si bien el elefante es siempre más fuerte que el cocodrilo, este último es más fuerte que el elefante cuando se encuentra en el agua. Y debido a que el elefante había sido un gran devoto del Señor en su nacimiento anterior, pudo cantar el santo nombre del Señor en virtud de sus buenas acciones pasadas. Todas las entidades vivientes se encuentran siempre afligidas en este mundo material, debido a que este lugar es de una naturaleza tal, que a cada paso uno tiene que experimentar alguna clase de aflicción. Pero aquel que se encuentra sustentado por sus buenas acciones pasadas, se dedica al servicio devocional del Señor, tal como se confirma en el Bhagavad-gītā (7.16). Aquellos que están sustentados por actos impíos, no pueden dedicarse al servicio devocional del Señor, aunque se encuentren afligidos. Esto también se confirma en el Bhagavad-gītā (7.15). La Personalidad de Dios, Hari, apareció de inmediato en la espalda de Su cargador eterno, Garuḍa, y salvó al elefante.
El elefante estaba consciente de su relación con el Señor Supremo. Él le habló al Señor llamándolo ādī-puruṣa, o el disfrutador original. Tanto el Señor como los seres vivientes son conscientes y, por lo tanto, son disfrutadores, pero el Señor es el disfrutador original debido a que Él es el creador de todo. En una familia, tanto el padre como los hijos son indudablemente disfrutadores, pero el padre es el disfrutador original, y los hijos son disfrutadores subsiguientes. Un devoto puro sabe bien que todo lo que se encuentra en el universo es propiedad del Señor, y que una entidad viviente puede disfrutar de una cosa tal como lo disponga el Señor. Un ser viviente no debe ni siquiera tocar una cosa que no se le haya asignado a él. Esa idea de disfrutador original se explica muy claramente en el Īśopaniṣad. Aquel que conoce la diferencia que existe entre el Señor y él mismo, nunca acepta nada sin primero ofrecérselo al Señor.
El elefante le habló al Señor llamándolo akhila-loka nātha, o el Señor del universo, quien es también, por lo tanto, el Señor del elefante. El elefante, siendo un devoto puro del Señor, merecía específicamente ser salvado del ataque del cocodrilo, y debido a que existe la promesa del Señor de que Su devoto nunca será vencido, fue muy adecuado que el elefante apelara al Señor para que lo protegiera, y el misericordioso Señor, a Su vez, respondió de inmediato. El Señor es el protector de todos, pero en primer lugar Él es el protector de aquel que reconoce Su superioridad, en vez de ser tan falsamente orgulloso como para negar la superioridad del Señor, o para decir que es igual a Él. Él es superior por siempre. Un devoto puro del Señor conoce esa diferencia que hay entre el Señor y él mismo. Por consiguiente, a un devoto puro se le da la principal preferencia debido a su plena dependencia, mientras que a la persona que niega la existencia del Señor y que se declara a sí misma el Señor se le da el nombre de asura, y, como tal, recibe protección de un ilimitado poder, sujeto a la sanción del Señor. Puesto que el Señor es superior a todos, Su perfección es también superior. Nadie puede imaginarla.
El elefante le habló al Señor llamándolo tīrtha-śravaḥ, o «tan famoso como un lugar de peregrinaje». La gente va a los lugares de peregrinaje para ser salvada de las reacciones de acciones pecaminosas desconocidas. Pero uno puede liberarse de todas las reacciones pecaminosas simplemente por recordar Su santo nombre. El Señor se encuentra, pues, en el mismo nivel que los sagrados lugares de peregrinaje. Uno puede liberarse de toda reacción pecaminosa después de llegar a un lugar de peregrinaje, pero uno puede obtener el mismo beneficio en casa o en cualquier lugar, simplemente por cantar el santo nombre del Señor. Para un devoto puro no existe la necesidad de ir a un lugar sagrado de peregrinaje. Él puede ser salvado de todo acto pecaminoso simplemente por recordar al Señor con sinceridad. Un devoto puro del Señor nunca comete ningún acto pecaminoso, pero debido a que el mundo entero se encuentra lleno de la atmósfera pecaminosa, es normal que hasta un devoto puro cometa inconscientemente un pecado. Aquel que comete acciones pecaminosas conscientemente, no merece en absoluto ser devoto del Señor, pero un devoto puro que inconscientemente hace algo pecaminoso, es indudablemente salvado por el Señor, debido a que un devoto puro recuerda siempre al Señor.
El santo nombre del Señor se denomina śravaṇa-maṅgala. Eso significa que uno recibe todo lo auspicioso, simplemente por oír el santo nombre. En otro lugar del Śrīmad-Bhāgavatam, hay una descripción que dice que Su santo nombre es puṇya-śravaṇa-kīrtana. Simplemente cantar y oír todo lo que trate del Señor, constituye un acto piadoso. El Señor desciende a esta Tierra y actúa en relación con las actividades del mundo tal como lo hacen las demás personas, tan solo para crear temas con los que se oiga hablar de Él; a excepción de esto, el Señor no tiene nada que hacer en este mundo, ni tampoco tiene Él la obligación de hacer nada. Él viene por Su propia misericordia sin causa, y actúa como lo desea. Los Vedas y los Purāṇas están llenos de descripciones de Sus diferentes actividades, de manera que la gente en general pueda, en forma natural, estar ansiosa de oír y leer algo acerca de Sus actividades. Por lo general, sin embargo, las modernas novelas y obras de ficción del mundo ocupan una mayor parte del valioso tiempo de la gente. Esa literatura no puede hacerle bien a nadie; por el contrario, agita la mente joven innecesariamente, y hace que se incrementen las modalidades de la pasión y la ignorancia, conduciendo al creciente cautiverio de las condiciones materiales. La misma tendencia a oír y leer es mejor utilizada al oír y leer acerca de las actividades del Señor. Esto le proporcionará beneficios a uno en todos los sentidos.
Se concluye, entonces, que el santo nombre del Señor y los temas relacionados con Él, siempre merecen ser oídos, y, por consiguiente, Él recibe aquí en este verso el nombre de nāma-dheya, o aquel cuyo santo nombre merece ser cantado.