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Text 4

atrer apatyam abhikāṅkṣata āha tuṣṭo
datto mayāham iti yad bhagavān sa dattaḥ
yat-pāda-paṅkaja-parāga-pavitra-dehā
yogarddhim āpur ubhayīṁ yadu-haihayādyāḥ

atreḥ—del sabio Atri; apatyam—prole; abhikāṅkṣataḥ—habiendo orado por; āha—lo dijo; tuṣṭaḥ—estando satisfecho; dattaḥ—cediendo; mayā—por mí; aham—yo; iti—así; yat—debido a; bhagavān—la Personalidad de Dios; saḥ—Él; dattaḥ—Dattātreya; yat-pāda—aquel cuyos pies; paṅkaja—loto; parāga—polvo; pavitra—purificados; dehāḥ—cuerpo; yoga—mística; ṛddhim—opulencia; āpuḥ—obtuvieron; ubhayīm—para ambos mundos; yadu—el padre de la dinastía Yadu; haihaya-ādyāḥ—y otros, como el rey Haihaya.

El gran sabio Atri oró pidiendo tener descendencia, y el Señor, estando satisfecho con él, le prometió encarnarse como el hijo de Atri, Dattātreya [Datta, el hijo de Atri]. Y por la gracia de los pies de loto del Señor, muchos Yadus, Haihayas, etc., quedaron tan purificados, que obtuvieron bendiciones tanto materiales como espirituales.

SIGNIFICADO: Las relaciones trascendentales que hay entre la Personalidad de Dios y las entidades vivientes se encuentran establecidas eternamente en cinco afectuosos y diferentes humores, conocidos como śānta, dāsya, sakhya, vātsalya y mādhurya. El sabio Atri estaba relacionado con el Señor mediante el afectuoso humor vātsalya, y, por lo tanto, como resultado de su perfección devocional, sintió inclinación por tener a la Personalidad de Dios como hijo suyo. El Señor aceptó su oración y se dio a Sí Mismo en la forma de hijo de Atri. Una relación de hijo así como esa, entre el Señor y Sus devotos puros, puede observarse en muchos casos. Y debido a que el Señor es ilimitado, Él tiene un ilimitado número de devotos-padres. De hecho, el Señor es el padre de toda entidad viviente, pero debido al amor y al afecto trascendentales que existen entre el Señor y Sus devotos, el Señor siente más placer en volverse hijo de un devoto que en volverse padre de uno. El padre de hecho sirve al hijo, mientras que el hijo solo exige toda clase de servicios del padre; por lo tanto, un devoto puro que siente siempre inclinación de servir al Señor, lo desea a Él como hijo y no como padre. El Señor también acepta ese servicio del devoto y, así pues, el devoto se vuelve mejor que el Señor. Los impersonalistas desean volverse uno con el Supremo, pero el devoto se vuelve mejor que el Señor, superando el deseo del monista más grande. Los padres y demás familiares del Señor obtienen automáticamente todas las opulencias místicas, debido a su relación íntima con el Señor. Esas opulencias incluyen todos los detalles del disfrute material, la salvación y los poderes místicos. Por lo tanto, el devoto del Señor no los busca separadamente, desperdiciando el valioso tiempo de su vida. Así que, el valioso tiempo de la vida de uno debe ser dedicado plenamente al trascendental servicio amoroso del Señor. Entonces, los otros logros deseables se obtendrán automáticamente. Pero incluso después de obtener esos logros, uno debe ponerse en guardia en contra de la trampa constituida por las ofensas que se hacen a los pies de los devotos. El ejemplo vívido es Haihaya, que logró toda esa perfección del servicio devocional, pero, debido a la ofensa que hizo a los pies de un devoto, fue matado por el Señor Paraśurāma. El Señor se volvió hijo del gran sabio Atri y se hizo conocido como Dattātreya.

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