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Text 19

taṁ prīyamāṇaṁ samupasthitaṁ kaviṁ
prajā-visarge nija-śāsanārhaṇam
babhāṣa īṣat-smita-śociṣā girā
priyaḥ priyaṁ prīta-manāḥ kare spṛśan

tam—al Señor Brahmā; prīyamāṇam—digno de ser querido; samupasthitam—presente ante; kavim—el gran erudito; prajā—entidades vivientes; visarge—en cuanto a la creación; nija—Su propio; śāsana—control; arhaṇam—justo las apropiadas; babhāṣe—le habló a; īṣat—leve; smita—sonriendo; śociṣā—iluminadoras; girā—palabras; priyaḥ—el querido; priyam—el complemento del amor; prīta-manāḥ—estando muy complacido; kare—por la mano; spṛśan—estrechando.

Y el Señor, viendo a Brahmā presente ante Él, lo consideró digno de crear seres vivientes, para ser controlados como Él deseara, y, así pues, estando muy satisfecho con Brahmā, el Señor le estrechó la mano, y, sonriendo levemente, le habló de la siguiente manera.

SIGNIFICADO: La creación del mundo material no es ciega ni accidental. Las entidades vivientes que están condicionadas por siempre, o nitya-baddha, reciben, pues, una oportunidad de liberarse bajo la guía de alguien como Brahmā, Su propio representante. El Señor instruye a Brahmā en el conocimiento védico, con objeto de difundir este conocimiento entre las almas condicionadas. Las almas condicionadas son almas olvidadizas en lo referente a su relación con el Señor, y, por ello, un período de creación y el proceso de diseminación del conocimiento védico, son actividades del Señor indispensables. El Señor Brahmā tiene la gran responsabilidad de liberar a las almas condicionadas, y, por lo tanto, él es muy querido por el Señor.

Además, Brahmā lleva a cabo su deber en forma muy perfecta, no solo al generar a las entidades vivientes, sino también al extender su partido para rescatar a las almas caídas. El partido se llama Brahma-sampradāya, y, naturalmente, hasta la fecha cualquier miembro de ese partido, se encuentra dedicado a rescatar a las almas caídas, para que vayan de vuelta a Dios, de vuelta al hogar. El Señor está sumamente ansioso de recobrar Sus partes integrales, tal como se afirma en el Bhagavad-gītā. Nadie es más querido que aquel que se toma el trabajo de rescatar a las almas caídas para llevarlas de vuelta a Dios.

Existen muchos renegados de la Brahma-sampradāya cuya única ocupación es hacer que los hombres se olviden más del Señor y, en esa forma, hacer que se enreden cada vez más en la existencia material. Esas personas nunca son queridas por el Señor, y el Señor las envía más a lo profundo de la región más oscura de la materia, de forma tal que esos demonios envidiosos no puedan conocer al Señor Supremo.

Sin embargo, cualquiera que predique la misión del Señor en la línea de la Brahma-sampradāya, siempre es querido por el Señor, y el Señor, estando satisfecho con un predicador así del autorizado culto bhakti, le estrecha la mano con gran satisfacción.

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