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Text 24

etasyāṁ sādhvi sandhyāyāṁ
bhagavān bhūta-bhāvanaḥ
parīto bhūta-parṣadbhir
vṛṣeṇāṭati bhūtarāṭ

etasyām—en este período; sādhvi—¡oh, casta!; sandhyāyām—en la confluencia del día y la noche (atardecer); bhagavān—la Personalidad de Dios; bhūta-bhāvanaḥ—el bienqueriente de las personas fantasmales; parītaḥ—rodeado por; bhūta-parṣadbhiḥ—por compañeros fantasmales; vṛṣeṇa—a lomos de su portador, el buey; aṭati—viaja; bhūta-rāṭ—el rey de los fantasmas.

Śiva, el rey de los fantasmas, sentado a lomos de su portador, el buey, viaja en esta hora acompañado de fantasmas que le siguen en busca de su propio bienestar.

SIGNIFICADO: Śiva, o Rudra, es el rey de los fantasmas. Las personas fantasmales adoran a Śiva para, gradualmente, ser guiados hacia el sendero de la iluminación espiritual. Los filósofos māyāvādīs son, en su mayor parte, adoradores de Śiva, y Śrīpāda Śaṅkarācārya se considera la encarnación de Śiva para predicar ateísmo a los filósofos māyāvādīs. Los fantasmas han quedado privados de un cuerpo físico a causa de sus graves actos pecaminosos, como el suicidio. El último recurso de las personas fantasmales de la sociedad humana es refugiarse en el suicidio, ya sea material o espiritual. El suicidio material causa la pérdida del cuerpo físico, y el suicidio espiritual causa la pérdida de la identidad individual. Los filósofos māyāvādīs desean perder su individualidad y fundirse en la existencia espiritual impersonal del brahmajyoti. Śiva, muy bondadoso con los fantasmas, se encarga de que, aunque están condenados, consigan cuerpos físicos. Les pone en los vientres de mujeres que se entregan a la relación sexual sin considerar las restricciones de tiempo y circunstancia. Kaśyapa quería hacer consciente de este hecho a Diti, de manera que esperara durante un rato.

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