Text 7
tataḥ samādhi-yuktena
kriyā-yogena kardamaḥ
samprapede hariṁ bhaktyā
prapanna-varadāśuṣam
tataḥ—entonces, en esa penitencia; samādhi-yuktena—en trance; kriyā-yogena—con adoración bhakti-yoga; kardamaḥ—el sabio Kardama; samprapede—sirvió; harim—a la Personalidad de Dios; bhaktyā—con servicio devocional; prapanna—a las almas entregadas; varadāśuṣam—el que otorga toda bendición.
Durante ese período de penitencia, adorando por medio de servicio devocional en trance a la Personalidad de Dios, que otorga rápidamente toda bendición a aquellos que recurren a Él en busca de protección, el sabio Kardama logró Su favor.
SIGNIFICADO: Aquí se explica la importancia de la meditación. Kardama Muni practicó meditación mística de yoga durante diez mil años tan solo para complacer a la Suprema Personalidad de Dios, Hari. Así pues, ya sea que practiquemos yoga, o especulemos y busquemos a Dios investigando, nuestros esfuerzos deben combinarse con el proceso devocional. Sin devoción, nada puede ser perfecto. El perfeccionamiento y la iluminación apuntan a la Suprema Personalidad de Dios. En el sexto capítulo del Bhagavad-gītā se dice claramente que aquel que se ocupa constantemente en actividades de conciencia de Kṛṣṇa es el yogī más elevado. La Personalidad de Dios, Hari, cumple los deseos del devoto que se ha entregado a Él. Para lograr el éxito verdadero debemos entregarnos a los pies de loto de la Personalidad de Dios, Hari, Kṛṣṇa. El servicio devocional, es decir, ocuparnos en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa, es el método directo, y todos los demás métodos, aunque recomendados, son indirectos. En esta era de Kali, el método directo es especialmente más factible que el indirecto, porque la gente vive poco tiempo, tiene poca inteligencia, es pobre, y la afligen muchos inconvenientes y miserias. Por esa razón, el Señor Caitanya ha dado el más grande don: en esta era, para alcanzar la perfección en la vida espiritual es suficiente cantar el santo nombre de Dios.
Las palabras samprapede harim significan que Kardama Muni satisfizo con su servicio devocional a la Suprema Personalidad de Dios, Hari. La palabra kriyā-yogena expresa también servicio devocional. Kardama Muni no solamente meditó; también se ocupó en servicio devocional; para llegar a la perfección en la práctica del yoga o la meditación, hay que ofrecer servicio devocional, escuchando, cantando, recordando, etc. Recordar también es meditación. Pero, ¿a quién hay que recordar?: a la Suprema Personalidad de Dios. No solamente recordarle; también hay que escuchar acerca de Sus actividades y cantar Sus glorias. Esa información está en las Escrituras autoritativas. Después de diez mil años ocupado en la ejecución de diversos tipos de servicio devocional, Kardama Muni alcanzó la perfección de la meditación, cosa imposible en esta era de Kali, en que es muy difícil vivir siquiera cien años. En la época actual, ¿quién tendría éxito en la ejecución estricta de las muchas reglas y regulaciones del yoga? Por otra parte, la perfección solo la alcanzan las almas entregadas. ¿Qué entrega puede haber en donde ni se menciona a la Personalidad de Dios? Y, ¿qué práctica de yoga, donde no se medita en la Personalidad de Dios? Por desgracia, la gente de esta era, en especial la gente de naturaleza demoníaca, quiere que la engañen. Así pues, la Suprema Personalidad de Dios envía grandes engañadores que, en nombre del yoga, les descarrían y hacen inútiles y condenadas sus vidas. Por eso en el verso 17 del decimosexto capítulo del Bhagavad-gītā se afirma claramente que los sinvergüenzas que se erigen a sí mismos en autoridades, enorgullecidos con el dinero ilícito que han reunido, practican yoga sin seguir los libros autorizados. Están muy orgullosos del dinero que han estafado a personas inocentes que quisieron ser engañadas.