Text 25
aśaknuvaṁs tad-virahaṁ
muñcan bāṣpa-kalāṁ muhuḥ
āsiñcad amba vatseti
netrodair duhituḥ śikhāḥ
aśaknuvan—no pudiendo soportar; tat-viraham—separarse de ella; muñcan—derramando; bāṣpa-kalām—lágrimas; muhuḥ—una y otra vez; āsiñcat—empapó; amba—mi querida madre; vatsa—mi querida hija; iti—de este modo; netra-udaiḥ—con el agua de sus ojos; duhituḥ—de su hija; śikhāḥ—los mechones de cabello.
El emperador no podía soportar el separarse de su hija, y por eso sus ojos derramaban lágrimas incesantemente, empapando la cabeza de su hija mientras gemía: «¡madre querida! ¡hija querida!».
SIGNIFICADO: La palabra amba es significativa. El padre, movido por el afecto, a veces llama a su hija «madre», y a veces «amor mío». El sentimiento de separación se debe a que, para el padre, ella permanece como hija hasta que se casa, pero después de la boda su familia ya no puede reclamarla como hija; debe ir a casa de su esposo, pues una vez casada pasa a ser de su propiedad. Según la Manu-saṁhitā, la mujer nunca es independiente. Mientras no se case, debe permanecer como propiedad del padre, y hasta que sea mayor y tenga sus propios hijos adultos, debe permanecer como propiedad de su esposo. En la vejez, cuando el esposo haya entrado en la orden de sannyāsa y haya dejado el hogar, ella permanece como propiedad de sus hijos. La mujer siempre depende, o bien del padre, del esposo o de los hijos mayores. En la vida de Devahūti tendremos una muestra de esto. Su padre entregó su responsabilidad a Kardama Muni, su esposo, quien, de la misma manera, abandonó también el hogar, dando esa responsabilidad a su hijo, Kapiladeva. Estos hechos se contarán uno tras otro en esta narración.