Text 37
atho vibhūtiṁ mama māyāvinas tām
aiśvaryam aṣṭāṅgam anupravṛttam
śriyaṁ bhāgavatīṁ vāspṛhayanti bhadrāṁ
parasya me te ’śnuvate tu loke
atho—entonces; vibhūtim—opulencia; mama—de Mí; māyāvinaḥ—del Señor de māyā; tām—esa; aiśvaryam—perfección mística; aṣṭa-aṅgam—que consta de ocho partes; anupravṛttam—siguiendo; śriyam—esplendor; bhāgavatīm—del reino de Dios; vā—o; aspṛhayanti—ellos no desean; bhadrām—bienaventurado; parasya—del Señor Supremo; me—de Mí; te—esos devotos; aśnuvate—disfrutan; tu—pero; loke—en esta vida.
Como está completamente absorto en meditar en Mí, el devoto no desea ni la más grande de las bendiciones que se obtienen en los sistemas planetarios superiores, incluyendo Satyaloka. No desea las ocho perfecciones materiales del yoga místico, ni la elevación al reino de Dios. Pero aunque no las desea, el devoto disfruta incluso en esta vida de todas las bendiciones mencionadas.
SIGNIFICADO: Vibhūti, las opulencias que ofrece māyā, son de muy diversas clases. En este mismo planeta experimentamos diversos tipos de placer material; pero aquel que pueda ascender a los planetas superiores, como Candraloka o el Sol, o a planetas aun más elevados, como Maharloka, Janaloka y Tapoloka, o incluso hasta el planeta más elevado de todos, Satyaloka, el planeta de Brahmā, encontrará inmensas posibilidades de disfrute material. Por ejemplo, en los planetas superiores la vida dura muchísimo más que en este. Se dice que en la Luna la vida es tan larga que seis meses nuestros equivalen a uno de sus días. No podemos ni siquiera imaginar lo que dura la vida en el planeta más elevado. En el Bhagavad-gītā se afirma que doce horas de Brahmā son inconcebibles incluso para nuestros matemáticos. Todo esto son descripciones de la energía externa del Señor, māyā. Además de esas, hay otras opulencias que pueden alcanzar los yogīs mediante su poder místico, y que también son materiales. El devoto no aspira a ninguno de esos placeres materiales, aunque con solo desearlos, estarían a su alcance. Por la gracia del Señor, el devoto puede conseguir éxitos materiales maravillosos con solo desearlos, pero un verdadero devoto no lo hace. El Señor Caitanya Mahāprabhu ha enseñado que no debemos desear opulencia ni reputación materiales, ni debemos tratar de disfrutar de la belleza material; solamente debemos aspirar a estar absortos en el servicio devocional del Señor, incluso si no nos liberamos y tenemos que seguir por un tiempo ilimitado en el ciclo de nacimientos y muertes. Pero en realidad, aquel que se dedica al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa tiene la liberación garantizada. Los devotos disfrutan de todos los beneficios de los planetas superiores y de los planetas Vaikuṇṭhas. Aquí se dice específicamente bhāgavatīṁ bhadrām. El devoto puro ni siquiera aspira a elevarse a los planetas Vaikuṇṭhas, donde todo está eternamente lleno de paz; no obstante, él recibe esa gracia; disfruta de todas las comodidades del mundo material y del espiritual, incluso en esta vida.