Text 34
evaṁ harau bhagavati pratilabdha-bhāvo
bhaktyā dravad-dhṛdaya utpulakaḥ pramodāt
autkaṇṭhya-bāṣpa-kalayā muhur ardyamānas
tac cāpi citta-baḍiśaṁ śanakair viyuṅkte
evam—de este modo; harau—hacia el Señor Hari; bhagavati—la Personalidad de Dios; pratilabdha—cultivado; bhāvaḥ—amor puro; bhaktyā—mediante servicio devocional; dravat—fundir; hṛdayaḥ—su corazón; utpulakaḥ—experimentar erizamiento del vello del cuerpo; pramodāt—debido al excesivo júbilo; autkaṇṭhya—provocadas por el intenso amor; bāṣpa-kalayā—por un torrente de lágrimas; muhuḥ—constantemente; ardyamānaḥ—afligido; tat—eso; ca—y; api—incluso; citta—la mente; baḍiśam—anzuelo; śanakaiḥ—gradualmente; viyuṅkte—se retrae.
Siguiendo este método, el yogī cultiva gradualmente amor puro por la Suprema Personalidad de Dios, Hari. A medida que progresa en el servicio devocional, el vello de su cuerpo se eriza, debido al excesivo júbilo, y se baña constantemente en un torrente de lágrimas provocadas por el intenso amor. De modo gradual, incluso la mente, que utilizó como medio para atraer al Señor tal como se atrae a un pez con un anzuelo, se retrae de la actividad material.
SIGNIFICADO: Aquí se menciona claramente que la meditación, que es una actividad de la mente, no es el estado perfecto de samādhi o absorción. Al principio, se emplea la mente para atraer la forma de la Suprema Personalidad de Dios, pero en etapas superiores, valerse de la mente está fuera de lugar. El devoto se acostumbra a servir al Señor Supremo con la purificación de sus sentidos. En otras palabras, los principios yóguicos de meditación son necesarios mientras no estemos situados en el plano del servicio devocional puro. La mente se utiliza para purificar los sentidos, pero cuando estos se han purificado por medio de la meditación, ya no hay necesidad de sentarse en un lugar y tratar de meditar en la forma del Señor. Nos habituamos de tal manera que de un modo espontáneo nos ocupamos en el servicio personal del Señor. La etapa en que se obliga a la mente a meditar en la forma del Señor se denomina nirbīja-yoga, yoga inerte, pues el yogī no se ocupa espontáneamente en el servicio personal del Señor. Pero estar pensando constantemente en el Señor, recibe el nombre de sabīja-yoga, yoga vivo. Tenemos que elevarnos al plano del yoga vivo.
Debemos ocuparnos en el servicio del Señor las veinticuatro horas del día, como se confirma en la Brahma-saṁhitā. La etapa de premāñjana-cchurita se puede alcanzar cuando se llega a sentir amor completo. Aquel que perfecciona por completo su amor por la Suprema Personalidad de Dios con servicio devocional, siempre ve al Señor, incluso sin meditar en Su forma de un modo artificial. Su visión es divina, pues no tiene ninguna otra ocupación. En ese nivel de autorrealización, no es necesario ocupar la mente de modo artificial. Como la meditación que se recomienda en las etapas inferiores es un medio de llegar al plano del servicio devocional, los que ya están ocupados en el servicio amoroso trascendental del Señor están por encima de esa meditación. Esa etapa de perfección es el estado de conciencia de Kṛṣṇa.