Text 36
so ’py etayā caramayā manaso nivṛttyā
tasmin mahimny avasitaḥ sukha-duḥkha-bāhye
hetutvam apy asati kartari duḥkhayor yat
svātman vidhatta upalabdha-parātma-kāṣṭhaḥ
saḥ—el yogī; api—además; etayā—por este; caramayā—final; manasaḥ—de la mente; nivṛttyā—por el cese de la reacción material; tasmin—en su; mahimni—gloria suprema; avasitaḥ—situado; sukha-duḥkha-bāhye—ajeno a la felicidad y la aflicción; hetutvam—la causa; api—en verdad; asati—un producto de la ignorancia; kartari—en el ego falso; duḥkhayoḥ—del placer y el dolor; yat—el cual; sva-ātman—a su propio ser; vidhatte—atribuye; upalabdha—comprendido; para-ātma—de la Personalidad de Dios; kāṣṭhaḥ—la verdad más elevada.
De este modo, la mente que ha llegado a la etapa trascendental más elevada se aparta de las reacciones materiales y se sitúa en su propia gloria, trascendental a todos los conceptos materiales de felicidad y aflicción. El yogī comprende entonces la verdad de su relación con la Suprema Personalidad de Dios. Descubre que el placer y el dolor, junto con sus interacciones, que él atribuía a su propio ser, en realidad se deben al ego falso, que es producto de la ignorancia.
SIGNIFICADO: El olvido de la relación que nos une con la Suprema Personalidad de Dios es producto de la ignorancia. Esa ignorancia —pensar que somos independientes del Señor Supremo— se puede disipar mediante la práctica del yoga. En realidad, al Señor nos une eternamente una relación de amor. La posición natural de la entidad viviente es ofrecer servicio amoroso trascendental al Señor. El olvido de esa dulce relación recibe el nombre de ignorancia; bajo su influencia, las tres modalidades de la naturaleza nos empujan a creer que somos el disfrutador. Cuando la mente del devoto está purificada y él entiende que debe acomodarla a los deseos de la Suprema Personalidad de Dios, alcanza la etapa trascendental perfecta, que está por encima de la percepción de la felicidad y la aflicción materiales.
Actuando por nuestra propia cuenta nos exponemos a todas las percepciones materiales de lo que se conoce como felicidad y aflicción. En realidad, la felicidad no existe. La felicidad y la aflicción que resultan de las actividades materiales son invenciones de la mente, tan falsas como la felicidad que deriva un loco de sus actividades. En realidad, todo es aflicción.
Cuando la mente se acomoda a actuar de acuerdo con el deseo del Señor, se alcanza la etapa trascendental. El deseo de ser el amo de la naturaleza material es la causa de la ignorancia; cuando ese deseo se extingue por completo y todos los deseos se ajustan con los del Señor Supremo, se alcanza la etapa de perfección. Upalabdha-parātma-kāṣṭhaḥ. Upalabdha significa «comprensión», lo cual indica, necesariamente, individualidad. En la etapa perfecta y liberada hay verdadera comprensión. Nivṛttyā significa que la entidad viviente conserva su individualidad; unidad significa que experimenta la felicidad en la felicidad del Señor Supremo. En el Señor Supremo solamente hay felicidad. Ānandamayo ’bhyāsāt: El Señor, por naturaleza, está lleno de felicidad trascendental. En la etapa liberada, la unidad con el Señor Supremo significa no conocer nada más que felicidad. Pero el individuo sigue existiendo; de no ser así, no se habría empleado la palabra upalabdha, que indica comprensión individual de la felicidad trascendental.