Text 40
yopayāti śanair māyā
yoṣid deva-vinirmitā
tām īkṣetātmano mṛtyuṁ
tṛṇaiḥ kūpam ivāvṛtam
yā—aquella que; upayāti—se acerca; śanaiḥ—lentamente; māyā—representación de māyā; yoṣit—mujer; deva—por el Señor; vinirmitā—creada; tām—a ella; īkṣeta—se debe considerar; ātmanaḥ—del alma; mṛtyum—la muerte; tṛṇaiḥ—con hierba; kūpam—un pozo; iva—como; āvṛtam—cubierto.
La mujer, creada por el Señor, es la representación de māyā. Quien se relacione con dicha māyā aceptando servicios, debe saber con seguridad que eso conduce a la muerte, como un pozo oculto por la hierba.
SIGNIFICADO: Sucede a veces que la hierba tapa un pozo abandonado; cuando un viajero descuidado que no sabe de su existencia cae en él, su muerte es segura. De la misma manera, la relación con una mujer comienza cuando se acepta su servicio, pues la mujer ha sido creada especialmente por el Señor para ofrecer servicio al hombre. Al aceptar ese servicio, el hombre queda atrapado. Si no es lo bastante inteligente como para saber que ella es la puerta que conduce a la vida infernal, tal vez se recree en su compañía de un modo muy liberal. Para los que aspiran a ascender al nivel trascendental, esa relación está restringida. Hace tan solo cincuenta años, en la sociedad hindú todavía estaban vigentes esas restricciones. La esposa no podía ver al esposo durante el día. Los casados incluso vivían en habitaciones distintas. En su residencia, las habitaciones interiores eran para la mujer, y las exteriores para el hombre. Aceptar el servicio que ofrece una mujer puede parecer muy agradable, pero hay que tener mucha cautela con ese servicio, porque se dice claramente que la mujer es la puerta que conduce a la muerte, al olvido del propio ser. Obstruye el sendero de la iluminación espiritual.