Text 28
sa vañcito batātma-dhruk
kṛcchreṇa mahatā bhuvi
labdhvāpavargyaṁ mānuṣyaṁ
viṣayeṣu viṣajjate
saḥ—él; vañcitaḥ—engañado; bata—ciertamente; ātma-dhruk—envidioso de sí mismo; kṛcchreṇa—con gran dificultad; mahatā—con grandes actividades; bhuvi—en este mundo; labdhvā—al obtener; āpavargyam—el sendero de la liberación; mānuṣyam—en la forma humana de vida; viṣayeṣu—en la complacencia de los sentidos; viṣajjate—se ocupa.
Todo aquel que en este mundo material se ocupa en actividades que requieren de gran esfuerzo, y que, después de obtener la forma humana de vida —que es una oportunidad para liberarse de las miserias—, emprende las difíciles tareas de las actividades fruitivas, debe considerarse que vive engañado y que tiene envidia de su propio ser.
SIGNIFICADO: En el mundo material, la gente se ocupa en diversas actividades con el único fin de lograr un éxito insignificante en la complacencia de los sentidos. Los karmīs están ocupados en la ejecución de actividades muy difíciles, y abren fábricas gigantescas, construyen grandes ciudades, hacen grandes descubrimientos científicos, etc. En otras palabras, están ocupados en la ejecución de sacrificios muy costosos a fin de elevarse a los sistemas planetarios superiores. De manera similar, los yogīs están empeñados en el logro de un objetivo similar, ocupándose en las tediosas prácticas del yoga místico. Los jñānīs se ocupan en la especulación filosófica a fin de obtener la liberación de las garras de la naturaleza material. De esa manera, todos están ocupados en la ejecución de tareas muy difíciles simplemente para complacer los sentidos. A todos ellos se les considera ocupados en actividades de complacencia sensorial (viṣaya), pues todos buscan alguna facilidad para la existencia material. En realidad, los resultados de esas actividades son temporales. Kṛṣṇa mismo proclama en el Bhagavad-gītā (7.23): antavat tu phalaṁ teṣām: «Los frutos [de aquellos que adoran a los semidioses] son limitados y temporales». Así pues, los frutos de las actividades de los yogīs, karmīs y jñānīs, son efímeros. Kṛṣṇa dice, además: tad bhavaty alpa-medhasām: «Simplemente son para hombres de poca inteligencia». La palabra viṣaya denota complacencia de los sentidos. Los karmīs no tienen reparos en afirmar que desean complacencia de los sentidos. Los yogīs también desean esa complacencia, pero en un grado superior; su deseo es manifestar resultados milagrosos mediante la práctica del yoga. De esa forma, hacen grandes esfuerzos para obtener el éxito en volverse más pequeños que lo más pequeño o más grandes que lo más grande, crear un planeta como la Tierra, o, como científicos, inventar toda clase de máquinas maravillosas. De la misma manera, los jñānīs también están ocupados en complacer los sentidos, pues su único deseo es ser uno con el Supremo. Por lo tanto, el objetivo de todas esas actividades es la complacencia de los sentidos, en mayor o menor grado. Los bhaktas, sin embargo, no tienen interés en las prácticas de complacencia sensorial; con tener oportunidad de servir al Señor, se dan por satisfechos. Aunque están satisfechos en toda circunstancia, no hay nada que no puedan obtener, pues están ocupados con pureza en el servicio del Señor.
Las esposas de los semidioses censuran a quienes realizan actividades de complacencia de los sentidos, calificándoles de vañcita, engañados. Los que así se ocupan, de hecho se están matando a sí mismos (ātma-hā). Como se afirma en el Śrīmad-Bhāgavatam (11.20.17):
nṛ-deham ādyaṁ sulabhaṁ sudurlabhaṁ
plavaṁ sukalpaṁ guru-karṇadhāram
mayānukūlena nabhasvateritaṁ
pumān bhavābdhiṁ na taret sa ātma-hā
Quien desee cruzar el vasto océano, necesita una sólida embarcación. Se dice que la forma humana de vida es una buena embarcación para cruzar el océano de nesciencia. En la forma humana de vida se puede obtener la guía de un buen capitán, el maestro espiritual. Por la misericordia de Kṛṣṇa, se recibe también un viento favorable, que son las instrucciones de Kṛṣṇa. El cuerpo humano es la embarcación, las instrucciones del Señor Kṛṣṇa son los vientos favorables, y el maestro espiritual es el capitán. El maestro espiritual sabe bien cómo ajustar las velas para que recojan los vientos favorables y dirigir el barco hacia su destino. Sin embargo, si no aprovechamos la oportunidad, malgastamos la forma de vida humana. Perder el tiempo y la vida de ese modo es lo mismo que cometer suicidio.
La palabra labdhvāpavargyam es significativa en este verso, pues según Jīva Gosvāmī, el sendero de la liberación, āpavargyam, no se refiere a fundirse en el Brahman impesonal, sino a sālokyādi-siddhi, es decir, alcanzar el mismo planeta en que reside la Suprema Personalidad de Dios. Hay cinco tipos de liberación, uno de los cuales se denomina sāyujya-mukti, la fusión en la existencia del Supremo, es decir, en la refulgencia del Brahman impersonal. Sin embargo, como desde la refulgencia del Brahman cabe la posibilidad de caer de nuevo al cielo material, Śrīla Jīva Gosvāmī nos indica que regresar al hogar, de vuelta a Dios, debe ser nuestro único objetivo en la forma humana de vida. Las palabras sa vañcitaḥ indican que, una vez obtenida la forma humana de vida, si no nos preparamos para regresar al hogar, de vuelta a Dios, de hecho estamos siendo engañados. La posición de todos los no devotos, que no tienen interés en regresar a Dios, es muy lamentable, pues la forma de vida humana está destinada exclusivamente para la ejecución de servicio devocional.