Text 13
sa ekadā himavato
dakṣiṇeṣv atha sānuṣu
dadarśa navabhir dvārbhiḥ
puraṁ lakṣita-lakṣaṇām
saḥ—ese rey Purañjana; ekadā—una vez; himavataḥ—de los Himālayas; dakṣiṇeṣu—sur; atha—después de esto; sānuṣu—en la cordillera; dadarśa—encontró; navabhiḥ—con nueve; dvārbhiḥ—puertas; puram—una ciudad; lakṣita—visible; lakṣaṇām—con todas las comodidades auspiciosas.
Una vez, en su vagar, al pasar por el sur de los Himālayas, en un lugar llamado Bhārata-varṣa [la India], vio una ciudad con nueve puertas, que se caracterizaba por reunir todas las comodidades auspiciosas.
SIGNIFICADO: La tierra que se extiende al sur de los Himālayas es la India, que recibía el nombre de Bhārata-varṣa. Se considera que la entidad viviente que nace en Bhārata-varṣa es sumamente afortunada. De hecho, Caitanya Mahāprabhu ha afirmado:
bhārata-bhūmite haila manuṣya-janma yāra
janma sārthaka kari’ kara para-upakāra
(Cc. Ādi 9.41)
Todo el que nace en la tierra de Bhārata-varṣa cuenta con todas las ventajas en su vida. Esa persona puede sacar provecho de esas ventajas para progresar tanto material como espiritualmente y lograr con ello el éxito en la vida. Después de alcanzar el objetivo de la vida, puede difundir su conocimiento y su experiencia por todo el mundo con fines humanitarios. En otras palabras, el que, por sus actividades piadosas pasadas, nace en la tierra de Bhārata-varṣa, tiene a su disposición todos los medios para lograr la perfección de la forma humana de vida. El clima de la India permite llevar una vida muy apacible, pues las condiciones materiales no causan trastornos. En las épocas de Mahārāja Yudhiṣṭhira y del Señor Rāmacandra, la gente estaba completamente libre de ansiedad. Ni el frío era muy intenso, ni el calor excesivo. Durante esos reinados, no había ni rastro de los tres tipos de circunstancias miserables: adhyātmika, adhibhautika y adhidaivika, es decir, las miserias que de por sí vienen del cuerpo y de la mente, las que nos causan otras entidades vivientes, y las perturbaciones naturales. Pero en la actualidad, comparada con otros países, la India padece de perturbaciones artificiales. Con todo, la cultura del país es tan elevada que se puede alcanzar con facilidad el objetivo de la vida, esto es, la salvación, la liberación del cautiverio material. Por lo tanto, para poder nacer en la India, es necesario haber ejecutado muchas actividades piadosas en una vida pasada.
En este verso, la palabra lakṣita-lakṣaṇām indica que obtener el cuerpo humano en Bhārata-varṣa es muy auspicioso. La cultura védica rebosa conocimiento, y la persona que nace en la India puede beneficiarse plenamente del conocimiento cultural védico y del sistema cultural que recibe el nombre de varṇāśrama-dharma. En la actualidad, en nuestros viajes por todo el mundo, vemos que en algunos países los seres humanos tiene muchas comodidades materiales, pero a pesar de ello, no tienen medios para avanzar espiritualmente. El defecto es el mismo en todas partes: por un lado, se dispone de toda clase de medios, pero por el otro se echan a faltar. Un ciego puede caminar, pero no puede ver; los cojos, por su parte, pueden ver, pero no caminar. Andha-paṅgu-nyāya. El ciego puede llevar al cojo a hombros, y este puede indicarle el camino a seguir. Si colaboran, pueden hacer cosas, pero individualmente ni el uno ni el otro pueden caminar bien. De la misma manera, la forma humana de vida es para avanzar en la vida espiritual y tener las necesidades materiales resueltas. Un rasgo especial de Occidente es que allí hay gran abundancia de comodidades materiales, pero nadie sabe nada acerca del avance espiritual. Hay muchos que anhelan avanzar en el sendero espiritual, pero caen en manos de engañadores que se aprovechan de su dinero, les engañan y se van. Por fortuna, el movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa aporta todos los medios para el avance material y espiritual. De esa forma pueden beneficiarse de este movimiento los occidentales. Todavía hoy, en las aldeas de la India que no se han visto afectadas por la industrialización de las ciudades, cualquier hombre puede vivir y progresar espiritualmente, en cualquier circunstancia. Se ha dicho que el cuerpo es la ciudad de las nueve puertas, que son los dos ojos, los oídos, las fosas nasales, la boca, el genital y el recto. Cuando las nueve puertas están limpias y funcionan con normalidad, debe entenderse que el cuerpo está sano. En la India, los aldeanos mantienen limpias esas nueve puertas levantándose temprano, bañándose en los pozos o en los ríos, yendo a los templos para asistir a maṅgala-ārati, cantando el mahā-mantra Hare Kṛṣṇa y tomando prasāda. Esa es la manera de sacar partido de las ventajas de la vida humana, y es el sistema que, poco a poco, estamos introduciendo en los centros de nuestra asociación en los países occidentales. El que aprovecha este sistema, aumenta poco a poco su iluminación espiritual. En la actualidad se puede comparar a la India con el cojo, y a Occidente con el ciego. Durante los últimos dos mil años, la India ha estado sometida a gobiernos extranjeros, y las piernas de su progreso se han roto. En Occidente, el deslumbrante brillo de la opulencia material ha cegado los ojos de la población. El ciego occidental y el cojo de la India deben aunar sus esfuerzos en el movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa. Entonces, el cojo de la India, con la ayuda del occidental, podrá caminar, y el ciego occidental, con la ayuda del cojo, podrá ver. Resumiendo, el progreso material de Occidente y los bienes espirituales de la India deben unirse por la elevación de toda la sociedad humana.