Text 7
ya evaṁ karma niyataṁ
vidvān kurvīta mānavaḥ
karmaṇā tena rājendra
jñānena na sa lipyate
yaḥ—todo el que; evam—de este modo; karma—actividades; niyatam—reguladas; vidvān—erudito; kurvīta—debe ejecutar; mānavaḥ—un ser humano; karmaṇā—con esas actividades; tena—por esto; rāja-indra—¡oh, rey!; jñānena—con el avance en el conocimiento; na—nunca; saḥ—él; lipyate—se complica.
Nārada Muni continuó hablando al rey Prācīnabarhiṣat: Mi querido rey, todo el que actúe conforme a las directrices de los mandamientos védicos, no se complicará en actividades fruitivas.
SIGNIFICADO: Tal como un gobierno puede expedir licencias de comercio a fin de que los ciudadanos actúen de una manera determinada, los Vedas contienen mandamientos que limitan y regulan todas nuestras actividades fruitivas. Todas las entidades vivientes han venido al mundo material para disfrutar; por esa razón, los Vedas regulan su disfrute de los sentidos. Quien disfruta de los sentidos siguiendo los principios regulativos de los Vedas no se enreda en las acciones y reacciones de sus actividades. Como se explica en el Bhagavad-gītā (3.9): yajñārthāt karmaṇaḥ: Todas las actividades deben ejecutarse como yajña, para la satisfacción del Señor Viṣṇu. Anyatra loko ’yaṁ karma-bandhanaḥ: De lo contrario, cualquier acción producirá una reacción que atará a la entidad viviente. El ser humano está especialmente destinado a alcanzar la liberación del cautiverio del nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades. Por esa razón, los principios regulativos de los Vedas dirigen sus actividades de manera que pueda satisfacer sus deseos de complacer los sentidos, y al mismo tiempo, irse liberando poco a poco del cautiverio material. La acción que se ajusta a esos principios se denomina conocimiento. De hecho, la palabra veda significa «conocimiento». Las palabras jñānena na sa lipyate indican que quien sigue los principios védicos no se enreda en las acciones y reacciones de las actividades fruitivas que realiza.
Por eso se aconseja que todo el mundo actúe siguiendo los mandamientos védicos, y no de un modo irresponsable. En un país, la persona que actúa conforme a las leyes y licencias del gobierno, no se ve implicada en actividades delictivas. Sin embargo, las leyes de los hombres siempre tienen defectos, porque han sido hechas por hombres que, además de las tendencias a cometer errores, caer en ilusión y engañar, tienen sentidos imperfectos. Las instrucciones védicas son distintas, porque no tienen esos cuatro defectos. En las instrucciones védicas no hay posibilidad de error. El conocimiento de los Vedas proviene directamente de Dios; por consiguiente, no hay posibilidad de ilusión, engaño, errores ni sentidos imperfectos. Todo el conocimiento védico es perfecto, porque se recibe directamente de Dios a través del paramparā, la sucesión discipular. En el Śrīmad-Bhāgavatam (1.1.1) se dice: tene brahma hṛdā ya ādi-kavaye. La criatura original del universo, que recibe el nombre de ādi-kavi, el Señor Brahmā, recibió las instrucciones de Kṛṣṇa a través del corazón. Después de recibir esas instrucciones del propio Señor Kṛṣṇa, Brahmā impartió el conocimiento a Nārada siguiendo el sistema de paramparā; Nārada, a su vez, lo impartió a Vyāsa. De esa forma, el conocimiento védico es perfecto. Si actuamos conforme al conocimiento védico, no nos complicaremos en actividades pecaminosas.