Text 23
paśuvad yavanair eṣa
nīyamānaḥ svakaṁ kṣayam
anvadravann anupathāḥ
śocanto bhṛśam āturāḥ
paśu-vat—como a un animal; yavanaiḥ—por los yavanas; eṣaḥ—Purañjana; nīyamānaḥ—arrestado y llevado; svakam—a su propia; kṣayam—morada; anvadravan—siguieron; anupathāḥ—sus asistentes; śocantaḥ—lamentándose; bhṛśam—mucho; āturāḥ—afligidos.
Cuando los yavanas se llevaban al rey Purañjana a su morada, atándole como a un animal, los seguidores del rey se sintieron muy afligidos. Mientras se lamentaban, fueron obligados a ir con él.
SIGNIFICADO: Cuando Yamarāja y sus asistentes se llevan a una entidad viviente al lugar en que va a ser juzgada, la vida, el aire y los deseos, que son seguidores de la entidad viviente, también van con ella. Esto se confirma en los Vedas. Cuando Yamarāja se lleva o arresta a una entidad viviente (tam utkrāmantam), el aire vital también va con ella (prāṇo ’nūtkrāmati), y cuando el aire vital se ha ido (prāṇam anūtkrāmantam), todos los sentidos (sarve prāṇāḥ) se van también con ellos (anūtkrāmanti). Una vez que la entidad viviente y el aire vital han partido, el amasijo de materia compuesto de cinco elementos (tierra, agua, aire, fuego y éter) queda reducido a unos restos y desechos. La entidad viviente pasa entonces al tribunal de Yamarāja, que la juzga y decide cuál va a ser su próximo cuerpo. Esto no lo saben los científicos modernos. Toda entidad viviente es responsable de sus actividades en esta vida, y después de morir tiene que pasar por la corte de Yamarāja, donde se decide cuál va a ser su próximo cuerpo. Aunque abandona el cuerpo material denso, la entidad viviente continúa existiendo, con sus deseos y con las reacciones resultantes de sus actividades pasadas. Es Yamarāja quien, conforme a las acciones pasadas de la entidad viviente, decide cuál va a ser su próximo cuerpo.