Text 3
kāla-kanyāpi bubhuje
purañjana-puraṁ balāt
yayābhibhūtaḥ puruṣaḥ
sadyo niḥsāratām iyāt
kāla-kanyā—la hija de Kāla; api—también; bubhuje—se apoderó de; purañjana-puram—la ciudad de Purañjana; balāt—por la fuerza; yayā—por quien; abhibhūtaḥ—abrumada; puruṣaḥ—una persona; sadyaḥ—inmediatamente; niḥsāratām—inutilidad; iyāt—obtiene.
Poco a poco, Kālakanyā, con la ayuda de los peligrosos soldados, fue atacando a todos los habitantes de la ciudad de Purañjana, reduciéndoles a la más absoluta invalidez.
SIGNIFICADO: En las postrimerías de la vida, cuando el hombre es víctima de la incapacidad física de la vejez, su cuerpo se ve reducido a la más absoluta invalidez. Por consiguiente, el sistema educativo de los Vedas establece que, durante la infancia, el hombre debe formarse siguiendo los principios de brahmacarya; es decir, debe ocuparse por completo en el servicio del Señor, y no debe relacionarse nunca con mujeres. Después, el muchacho alcanza la juventud, y entre los veinte y los veinticinco años, puede casarse. Los hijos varones que engendre a esa edad, que es la idónea, crecerán fuertes y sanos. Hoy en día los jóvenes tienen muy poca potencia sexual, y debido a ello predomina la descendencia femenina. Cuando el esposo tiene más potencia sexual que la esposa, nace un hijo varón, pero si ella es más fuerte, nace una niña. Por lo tanto, la práctica del sistema de brahmacarya es esencial para quien desee concebir un hijo varón en su matrimonio. Más tarde, a los cincuenta años, hay que abandonar la vida familiar. El hijo ya es adulto, y el padre le entrega las responsabilidades familiares; los esposos entran entonces en la vida retirada y viajan por diversos lugares de peregrinaje. Cuando ambos pierden el apego por la familia y el hogar, la esposa regresa al hogar y vive bajo la tutela de sus hijos mayores, manteniéndose aparte de los asuntos familiares, y el esposo entra en la orden de sannyāsa, a fin de ofrecer algún servicio a la Suprema Personalidad de Dios.
Esa es la civilización perfecta. La misión específica de la forma humana de vida es la comprensión de Dios. Quien no haya podido emprender el proceso de conciencia de Kṛṣṇa desde el mismo principio de la vida, deberá educarse para aceptar esos principios al final. Por desgracia, ni a los niños se les está impartiendo esa educación, ni nadie puede abandonar la vida familiar, ni siquiera al final de la vida. Esa es la situación en que se encontraba la ciudad de Purañjana, como se explica de manera simbólica en estos versos.