Text 15
tvaṁ nitya-mukta-pariśuddha-vibuddha ātmā
kūṭa-stha ādi-puruṣo bhagavāṁs try-adhīśaḥ
yad-buddhy-avasthitim akhaṇḍitayā sva-dṛṣṭyā
draṣṭā sthitāv adhimakho vyatirikta āsse
tvam—Tú; nitya—eternamente; mukta—liberado; pariśuddha—libre de contaminación; vibuddhaḥ—pleno en conocimiento; ātmā—el Alma Suprema; kūṭa-sthaḥ—inmutable; ādi—original; puruṣaḥ—persona; bhagavān—el Señor, con la plenitud de seis opulencias; tri-adhīśaḥ—el amo de las tres modalidades; yat—de donde; buddhi—de actividades intelectuales; avasthitim—todos los niveles; akhaṇḍitayā—ininterrumpida; sva-dṛṣṭyā—con visión trascendental; draṣṭā—Tú eres testigo; sthitau—para mantener (el universo); adhimakhaḥ—disfrutador del resultado de todos los sacrificios; vyatiriktaḥ—de manera diferente; āsse—estás situado.
Mi Señor, con Tu ininterrumpida mirada trascendental, eres el testigo supremo de todos los niveles de actividad intelectual. Tú estás eternamente liberado, Tu existencia está situada en la bondad pura, y existes en la Superalma sin cambio alguno. Tú eres la Personalidad de Dios original, con la plenitud de seis opulencias, y eres el amo eterno de las tres modalidades de la naturaleza material, de manera que siempre eres diferente de las entidades vivientes comunes. En Tu forma de Viṣṇu, mantienes todos los asuntos del universo; aun así, permaneces aparte y eres el disfrutador del resultado de todos los sacrificios.
SIGNIFICADO: Los ateos argumentan contra la supremacía de la Suprema Personalidad de Dios diciendo que si Dios, la Persona Suprema, aparece, desaparece, duerme y despierta, entonces, ¿en qué se diferencia de la entidad viviente? Dhruva Mahārāja, en un atento análisis de la existencia de la Suprema Personalidad de Dios y las entidades vivientes, señala las diferencias que se exponen a continuación. El Señor está eternamente liberado. Incluso en Sus advenimientos en este mundo material, siempre está libre del enredo de las tres modalidades de la naturaleza, y por esa razón recibe el nombre de try-adhīśa, «el amo de las tres modalidades de la naturaleza material». En el Bhagavad-gītā (7.14), se dice: daivī hy eṣā guṇamayī mama māyā duratyayā: Las entidades vivientes están sometidas al enredo de las tres modalidades de la naturaleza material. La energía externa del Señor es muy fuerte, pero el Señor, como amo de las tres guṇas, siempre está liberado de las acciones y reacciones de esas guṇas. Por lo tanto, como se afirma en el Īśopaniṣad, Él está libre de contaminación. El Dios Supremo no Se ve afectado por la contaminación del mundo material. Por eso dice Kṛṣṇa en el Bhagavad-gītā que los sinvergüenzas y los necios Le consideran un ser humano corriente, sin conocer Su paraṁ bhāvam. Paraṁ bhāvam se refiere a que Su posición siempre es trascendental. La contaminación material no puede afectarle.
Otra diferencia entre el Señor y la entidad viviente es que la entidad viviente nunca sale de la oscuridad. Aunque esté bajo la influencia de la modalidad de la bondad, sigue sin conocer muchísimas cosas. La Suprema Personalidad de Dios, sin embargo, está libre de ese defecto. Conoce el pasado, el presente y el futuro y, además, todo lo que ocurre en el corazón de todo el mundo. Esto se confirma en el Bhagavad-gītā (vedāhaṁ samatītāni). El Señor no es parte del alma: Él es la inmutable Alma Suprema, y las entidades vivientes son Sus partes integrales. La entidad viviente, bajo la orden de daiva-māyā, se ve obligada a aparecer en este mundo material, pero el Señor, cuando aparece, viene por Su propia potencia interna, ātma-māyā. Además de esto, la entidad viviente está sujeta al tiempo, es decir, al pasado, el presente y el futuro. Su vida tiene un comienzo, el nacimiento, y, en la etapa condicionada, un final, que es la muerte. Pero el Señor es ādi-puruṣa, la persona original. En la Brahma-saṁhitā, el Señor Brahmā ofrece sus reverencias al ādi-puruṣa, Govinda, la persona original, que no tiene principio. La creación de este mundo material, sin embargo, sí tiene un principio. El Vedānta dice: janmādy asya yataḥ: Todo nace del Supremo, pero el Supremo no nace. Él goza de las seis opulencias en plenitud incomparable, y es el amo de la naturaleza material; no pierde Su inteligencia bajo ninguna circunstancia, y, aunque mantiene toda la creación, está aparte. Como se afirma en los Vedas (Kaṭha Upaniṣad 2.2.13), nityo nityānāṁ cetanaś cetanānām: El Señor es el sustentador supremo. Las entidades vivientes tienen el deber de servirle ofreciéndole sacrificios, pues Él es el legítimo disfrutador del resultado de todos los sacrificos. Por consiguiente, todos deben ocuparse en el servicio devocional del Señor con la vida, las riquezas, la inteligencia y las palabras. Esa es la posición constitucional, la posición original de las entidades vivientes. Nunca se debe comparar el sueño de una entidad viviente común con el sueño de la Suprema Personalidad de Dios en el océano Causal. La entidad viviente no puede compararse con la Persona Suprema en ningún nivel. Los filósofos māyāvādīs, no pudiendo aceptar todas estas evidencias, llegan a conclusiones impersonalistas o nihilistas.