Text 30
dhruva uvāca
samādhinā naika-bhavena yat padaṁ
viduḥ sanandādaya ūrdhva-retasaḥ
māsair ahaṁ ṣaḍbhir amuṣya pādayoś
chāyām upetyāpagataḥ pṛthaṅ-matiḥ
dhruvaḥ uvāca—Dhruva Mahārāja dijo; samādhinā—con la práctica del yoga en trance; na—nunca; eka-bhavena—en una vida; yat—la cual; padam—posición; viduḥ—entendida; sananda-ādayaḥ—los cuatro brahmacārīs encabezados por Sanandana; ūrdhva-retasaḥ—célibes infalibles; māsaiḥ—en meses; aham—yo; ṣaḍbhiḥ—seis; amuṣya—de Él; pādayoḥ—de los pies de loto; chāyām—refugio; upetya—alcanzar; apagataḥ—caí; pṛthak-matiḥ—mi mente fija en cosas aparte del Señor.
Dhruva Mahārāja pensó para sus adentros: El esfuerzo por situarse en la sombra de los pies de loto del Señor no es una tarea corriente, pues incluso los grandes brahmacārīs encabezados por Sanandana, que practicaron aṣṭāṅga-yoga en trance, tardaron muchísimas vidas en alcanzar el refugio de los pies de loto del Señor. Yo he alcanzado el mismo resultado en seis meses, pero como mi pensamiento es diferente de lo que piensa el Señor, he caído de mi posición.
SIGNIFICADO: En este verso, el propio Dhruva Mahārāja explica la causa de su pesadumbre. En primer lugar lamenta el hecho de que no es fácil ver directamente a la Suprema Personalidad de Dios. Incluso grandes personas santas como los cuatro famosos brahmacārīs encabezados por Sanandana —Sanandana, Sanaka, Sanātana y Sanat-kumāra— practicaron el sistema de yoga durante muchísimas vidas y permanecieron en trance antes de tener la oportunidad de ver personalmente al Señor Supremo. Dhruva Mahārāja, por su parte, pudo ver al Señor Supremo con tan solo seis meses de práctica de servicio devocional. Por eso esperaba que, tan pronto como se encontrase con el Señor, Él le llevaría a Su morada inmediatamente, sin mayor espera. Para Dhruva Mahārāja quedaba muy claro que el Señor le había ofrecido el gobierno del mundo por treinta y seis mil años porque al principio, bajo el hechizo de la energía material, había deseado vengarse de su madrastra y gobernar el reino de su padre. Dhruva Mahārāja lamentó muchísimo su propensión a gobernar el mundo material y su actitud vengativa hacia otras entidades vivientes.