Text 37
ākarṇyātma-jam āyāntaṁ
samparetya yathāgatam
rājā na śraddadhe bhadram
abhadrasya kuto mama
ākarṇya—habiendo escuchado; ātma-jam—su hijo; āyāntam—de regreso; samparetya—después de morir; yathā—como si; āgatam—regresar; rājā—el rey Uttānapāda; na—no; śraddadhe—tuvo la menor confianza; bhadram—buena fortuna; abhadrasya—del impío; kutaḥ—de dónde; mama—mi.
Cuando el rey Uttānapāda escuchó que su hijo Dhruva venía de regreso a casa, como si volviese a la vida después de muerto, no podía dar crédito a lo que oía, pues dudaba de que aquello pudiese suceder. Se consideraba el más ruin de los hombres, y por lo tanto, le parecía inconcebible que pudiera ser tan afortunado.
SIGNIFICADO: Dhruva Mahārāja, un niño de cinco años, fue al bosque para hacer penitencias y austeridades, y el rey no podía creer, de ninguna manera, que un niño de tan tierna edad pudiera sobrevivir en el bosque. Estaba seguro de que Dhruva había muerto, y por ello no podía dar crédito al mensaje de que Dhruva Mahārāja venía de regreso a casa. No podía creerlo; era como si le dijesen que un hombre muerto volvía a casa. Desde la partida de Dhruva Mahārāja, el rey Uttānapāda pensaba que Dhruva se había ido por su culpa, y se consideraba el más ruin de los hombres. Por eso, aun si fuera posible que su hijo perdido regresase del reino de la muerte, el rey pensaba que él, siendo tan pecaminoso, no podía tener la fortuna de recuperar al hijo que había perdido.