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Text 24

yan-nirmitāṁ karhy api karma-parvaṇīṁ
māyāṁ jano ’yaṁ guṇa-sarga-mohitaḥ
na veda nistāraṇa-yogam añjasā
tasmai namas te vilayodayātmane


yat—por quien; nirmitām—creadas; karhi api—en cualquier momento; karma-parvaṇīm—que ata los nudos de la actividad fruitiva;māyām—la energía ilusoria; janaḥ—una persona; ayam—esta; guṇa-sarga-mohitaḥ—confundida por las tres modalidades de la naturaleza material; na—no; veda—conoce; nistāraṇa-yogam—el proceso para liberarse del enredo material; añjasā—pronto;tasmai—a Él (el Supremo); namaḥ—reverencias respetuosas; te—a Ti; vilaya-udaya-ātmane—en quien todo se aniquila y de quien todo vuelve a manifestarse.


Nosotros, las almas condicionadas, estamos atadas al mundo material por la energía ilusoria de la Suprema Personalidad de Dios. Por consiguiente, si no recibimos Su favor, no podemos entender el modo de liberarnos de esa energía ilusoria. Ofrezco respetuosas reverencias al Señor, que es la causa de la creación y de la aniquilación.


SIGNIFICADO: En el Bhagavad-gītā (7.14), Kṛṣṇa dice claramente:

daivī hy eṣā guṇa-mayī
mama māyā duratyayā
mām eva ye prapadyante
māyām etāṁ taranti te


«Esta energía divina Mía, integrada por las tres modalidades de la naturaleza material, es difícil de superar. Pero aquellos que se han entregado a Mí pueden sobrepasarla fácilmente». Todas las almas condicionadas que actúan en el ámbito de la energía ilusoria del Señor consideran que el cuerpo es el ser; de ese modo vagan continuamente por todo el universo, naciendo en distintas especies de vida y creando más y más problemas. A veces, cansadas de esos problemas, buscan un proceso mediante el cual puedan salir de ese enredo. Por desdicha, esos supuestos investigadores no son conscientes de la Suprema Personalidad de Dios ni de Su energía ilusoria; así, no hacen otra cosa que moverse en la oscuridad, sin encontrar nunca la manera de salir. Los supuestos científicos, eruditos e investigadores avanzados hacen el ridículo tratando de descubrir la causa de la vida. No tienen en cuenta el hecho de que la vida ya está en marcha. ¿Qué mérito tendrán si descubren su composición química? Todos sus compuestos químicos no son más que transformaciones de los cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire y éter. Como se afirma en el Bhagavad-gītā (2.20): la entidad viviente nunca es creada (na jāyate mriyate vā kadācin). Existen cinco elementos materiales densos y tres elementos materiales menores (mente, inteligencia y ego), y existen las entidades vivientes eternas. La entidad viviente desea un cuerpo determinado, y la naturaleza material, siguiendo la orden de la Suprema Personalidad de Dios, crea ese cuerpo, que no es más que un tipo de máquina manejada por el Señor Supremo. El Señor da a la entidad viviente un determinado tipo de cuerpo mecánico, y la entidad viviente debe actuar con él conforme a la ley de las actividades fruitivas. Este verso hace referencia a las actividades fruitivas: karma-parvanīṁ māyām. La entidad viviente está situada en un máquina (el cuerpo), y la hace funcionar conforme a la orden del Señor. Ese es el secreto de la transmigración del alma de un cuerpo a otro. De ese modo, la entidad viviente se enreda en las actividades fruitivas del mundo material. Como se confirma en el Bhagavad-gītā (15.7): manaḥ ṣaṣṭhānīndriyāṇi prakṛti-sthāni karṣati: La entidad viviente está luchando arduamente contra los seis sentidos, entre los que se incluye la mente.


En todas las actividades de creación y aniquilación, la entidad viviente se enreda en las actividades fruitivas, que son llevadas a cabo por la energía ilusoria, māyā. Es exactamente como una computadora manejada por la Suprema Personalidad de Dios. Los supuestos científicos dicen que la naturaleza es independiente en sus actos, pero no saben explicar qué es la naturaleza. La naturaleza no es más que una máquina manejada por la Suprema Personalidad de Dios. Cuando se comprende quién la maneja, los problemas de la vida quedan resueltos. Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā (7.19):

bahūnāṁ janmanām ante
jñānavān māṁ prapadyate
vāsudevaḥ sarvam iti
sa mahātmā sudurlabhaḥ


«Después de muchos nacimientos y muertes, aquel que verdaderamente posee conocimiento se rinde a Mí, sabiendo que Yo soy la causa de todas las causas y de todo lo que existe. Esa gran alma es muy poco frecuente». Por consiguiente, el hombre cuerdo se entrega a la Suprema Personalidad de Dios, y de ese modo se libera de las garras de la energía ilusoria, māyā.


Así terminan los significados de Bhaktivedanta correspondientes al capítulo decimoséptimo del Canto Quinto del Śrīmad-Bhāgavatam, titulado: «El río Ganges desciende al universo material».

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