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Text 22

puṁsāṁ kilaikānta-dhiyāṁ svakānāṁ
yāḥ sampado divi bhūmau rasāyām
na rāti yad dveṣa udvega ādhir
madaḥ kalir vyasanaṁ samprayāsaḥ


puṁsām—a las personas; kila—ciertamente; ekānta-dhiyām—de conciencia espiritual avanzada; svakānām—reconocidas por la Suprema Personalidad de Dios como Suyas propias; yāḥ—las cuales; sampadaḥ—opulencias; divi—en los sistemas planetarios superiores; bhūmau—en los sistemas planetarios medios;rasāyām—y en los sistemas planetarios inferiores; na—no; rāti—concede; yat—de las cuales; dveṣaḥ—envidia; udvegaḥ—ansiedad; ādhiḥ—agitación mental; madaḥ—orgullo; kaliḥ—hostilidad; vyasanam—sufrimiento debido a la pérdida; samprayāsaḥ—gran esfuerzo.


Cuando una persona se entrega por completo a los pies de loto de la Suprema Personalidad de Dios y piensa constantemente en Sus pies de loto, el Señor la acepta, y la reconoce entre Sus sirvientes personales. El Señor nunca concede a esos sirvientes las deslumbrantes opulencias de los sistemas planetarios superiores, inferiores y medios del mundo material. El resultado de gozar de opulencia material en cualquiera de esas tres divisiones del universo es que, de un modo natural, aumenta la enemistad, la ansiedad, la agitación mental, el orgullo y la agresividad. Así, quien goza de esas opulencias tiene que realizar grandes esfuerzos para aumentar y mantener sus posesiones, y sufre y se siente muy desdichado cuando las pierde.


SIGNIFICADO: En el Bhagavad-gītā (4.11), el Señor dice:

ye yathā māṁ prapadyante
tāṁs tathaiva bhajāmy aham
mama vartmānuvartante
manuṣyāḥ pārtha sarvaśaḥ


«En la medida en que los devotos se entregan a Mí, Yo les recompenso. Todos siguen Mi senda en todos los aspectos, ¡oh, hijo de Pṛthā!». Ciertamente, tanto Indra como Vṛtrāsura eran devotos del Señor, aunque Indra recurriese a las instrucciones de Viṣṇu para matar a Vṛtrāsura. En realidad, el Señor Se mostró más favorable hacia Vṛtrāsura, ya que, después de ser matado por el rayo de Indra, iría de regreso al hogar, de vuelta a Dios; el victorioso Indra, sin embargo, continuaría pudriéndose en el mundo material. Como los dos eran devotos, el Señor concedió a cada uno la bendición que deseaba. Vṛtrāsura nunca deseó bienes materiales, pues conocía muy bien la naturaleza de esas posesiones. Para acumular bienes materiales hay que trabajar arduamente, y, una vez obtenidos, surgen muchos enemigos, pues el mundo material es un mundo de constantes rivalidades. Cuando alguien se hace rico, sus amigos y familiares le envidian. Por esa razón, Kṛṣṇa nunca da bienes materiales a los ekānta-bhaktas, es decir, a los devotos puros. A veces, el devoto, para predicar, necesita opulencias materiales, pero las posesiones del predicador no son como las del karmī. Los bienes del karmī son resultado del karma, pero los bienes del devoto le han sido proporcionados por la Suprema Personalidad de Dios a fin de facilitarle las actividades devocionales. El devoto nunca emplea los bienes materiales con otra finalidad que el servicio del Señor; por esa razón, las posesiones del devoto no pueden compararse con las del karmī.

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