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Text 4

kiṁ va uccaritair mātur
dhāvadbhiḥ pṛṣṭhato hataiḥ
na hi bhīta-vadhaḥ ślāghyo
na svargyaḥ śūra-māninām


kim—cuál es el beneficio; vaḥ—para ustedes; uccaritaiḥ—con los que son como excremento; mātuḥ—de la madre; dhāvadbhiḥ—huyendo; pṛṣṭhataḥ—por la espalda; hataiḥ—matados; na—no; hi—ciertamente;bhīta-vadhaḥ—matar a una persona que tiene miedo; ślāghyaḥ—glorioso; na—ni; svargyaḥ—lleva a los planetas celestiales; śūra-māninām—de personas que se consideran héroes.


¡Oh, semidioses!, estos soldados demoníacos han nacido inútilmente. En verdad, han salido del cuerpo de sus madres como si de excremento se tratara. ¿De qué sirve matar por la espalda a unos enemigos que huyen presas del pánico? Quien se tenga por héroe, nunca debe matar a un enemigo que teme por su vida. Esa forma de matar nunca es gloriosa, ni da la elevación a los planetas celestiales.


SIGNIFICADO: Vṛtrāsura reprendió tanto a los semidioses como a los soldados de los demonios, pues, mientras los demonios huían temiendo por sus vidas, los semidioses les mataban por la espalda. Ambos actos eran abominables. En una batalla, los bandos que se enfrentan deben estar dispuestos a luchar como héroes. Un héroe nunca sale corriendo del campo de batalla. Siempre lucha cara a cara, decidido a lograr la victoria o a dar la vida en el combate. Eso es heroico. Matar a un enemigo por la espalda también es un acto infame. Cuando un enemigo vuelve la espalda y corre para salvar su vida, no debe ser matado. Así lo marcan las normas de la ciencia militar.


Vṛtrāsura insultó a los soldados demoníacos comparándoles con el excremento de sus madres. Tanto el excremento como el hijo cobarde vienen del abdomen de la madre, y Vṛtrāsura dijo que no hay diferencia entre ellos. Tulasī dāsa presentó una comparación parecida, al comentar que los hijos y la orina proceden del mismo conducto. En otras palabras, tanto el semen como la orina vienen de los genitales, pero el semen produce un hijo, mientras que la orina no produce nada. Por lo tanto, un hijo que no es ni héroe ni devoto, no es un hijo; es orina. También Cāṇakya Paṇḍita dice:

ko ’rthaḥ putreṇa jātena
yo na vidvān na dhārmikaḥ
kāṇena cakṣuṣā kiṁ vā
cakṣuḥ pīḍaiva kevalam


«¿De qué sirve un hijo que ni es glorioso ni es devoto del Señor? Ese hijo es como un ojo ciego, que hace sufrir pero no ayuda a ver».

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