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Text 4

yathā dhānāsu vai dhānā
bhavanti na bhavanti ca
evaṁ bhūtāni bhūteṣu
coditānīśa-māyayā

yathā—tal y como; dhānāsu—mediante semillas de arroz; vai—en verdad; dhānāḥ—granos; bhavanti—se generan; na—no; bhavanti—se generan; ca—también; evam—de este modo; bhūtāni—las entidades vivientes; bhūteṣu—en otras entidades vivientes; coditāni—impulsado; īśa-māyayā—por la potencia o el poder de la Suprema Personalidad de Dios.

Las semillas sembradas en la tierra, unas veces germinan y otras veces no. A veces la tierra no es fértil, y la siembra no da fruto. Del mismo modo, a veces un posible padre, impulsado por la potencia del Señor Supremo, puede engendrar un hijo, pero otras veces puede no llegar a concebirlo. Por lo tanto, nadie debe lamentarse por esa artificial relación de paternidad, que, en última instancia, está bajo el control del Señor Supremo.

SIGNIFICADO: En realidad, Mahārāja Citraketu no estaba destinado a tener hijos. Por eso, aunque tenía cientos de miles de esposas, todas ellas resultaron ser estériles, de modo que no pudo tener ni un solo hijo. Cuando Aṅgirā Ṛṣi fue a verle, el rey pidió al gran sabio la bendición de tener al menos un hijo. Con esa bendición de Aṅgirā Ṛṣi, y por la gracia de māyā, el rey tuvo el hijo que deseaba; el niño, sin embargo, no iba a vivir mucho tiempo. Por esa razón, Aṅgirā Ṛṣi, al principio, había dicho al rey que su hijo sería causa de júbilo y de lamentación.

Por los designios de la providencia, o, en otras palabras, por la voluntad del Supremo, el rey Citraketu no estaba destinado a tener hijos. Del mismo modo que una semilla estéril no puede generar otras semillas, la persona estéril, por voluntad del Señor, no podrá engendrar hijos. A veces, un padre impotente y una madre estéril tienen hijos, mientras que, otras veces, un padre potente y una madre fértil no los tienen. De hecho, a veces nace un hijo a pesar del recurso a los métodos anticonceptivos, y entonces los padres matan al niño antes de nacer. En la era actual, esa matanza de niños antes de nacer es una práctica común. ¿Por qué?, ¿por qué fallan los métodos anticonceptivos?; ¿por qué se conciben hijos que los padres tienen que matar antes de que nazcan? La conclusión es que los métodos de nuestro supuesto conocimiento científico no pueden determinar lo que va a ocurrir; en realidad, lo que vaya a suceder depende de la voluntad suprema. Es la voluntad suprema quien determina los factores de familia, comunidad y personalidad en que nos desenvolvemos, factores que han sido dispuestos por el Señor Supremo conforme a nuestros deseos bajo el hechizo de māyā, la ilusión. Por consiguiente, en la vida devocional no debemos desear nada, puesto que todo depende de la Suprema Personalidad de Dios. Como se afirma en el Bhakti-rasāmṛta-sindhu (1.1.11):

anyābhilāṣitā-śūnyaṁ
jñāna-karmādy-anāvṛtam
ānukūlyena kṛṣṇānu-
śīlanaṁ bhaktir uttamā

«El servicio amoroso trascendental al Señor Supremo, Kṛṣṇa, debe ofrecerse con actitud favorable y sin deseo de obtener beneficios materiales de las actividades fruitivas ni de la especulación filosófica. Eso recibe el nombre de servicio devocional puro». Solo debemos actuar para adquirir conciencia de Kṛṣṇa. En lo demás, debemos depender por entero de la Persona Suprema. No debemos elaborar planes que, en última instancia, nos causen frustración.

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