Texts 53-54
yathā suṣuptaḥ puruṣo
viśvaṁ paśyati cātmani
ātmānam eka-deśa-sthaṁ
manyate svapna utthitaḥ
evaṁ jāgaraṇādīni
jīva-sthānāni cātmanaḥ
māyā-mātrāṇi vijñāya
tad-draṣṭāraṁ paraṁ smaret
yathā—tal y como; suṣuptaḥ—durmiendo; puruṣaḥ—una persona; viśvam—el universo entero; paśyati—percibe; ca—también; ātmani—en sí misma; ātmānam—él mismo; eka-deśa-stham—acostado en un lugar; manyate—considera; svapne—en la condición de sueño; utthitaḥ—despertar; evam—de este modo; jāgaraṇa-ādīni—los estados de vigilia, etc.; jīva-sthānāni—los distintos estados de existencia de la entidad viviente; ca—también; ātmanaḥ—de la Suprema Personalidad de Dios; māyā-mātrāṇi—las manifestaciones de la potencia ilusoria; vijñāya—conocer; tat—de ellas; draṣṭāram—al creador u observador de todas esas condiciones; param—al Supremo; smaret—siempre se debe recordar.
Una persona profundamente dormida, sueña y ve en su interior muchos otros objetos, como grandes montañas y ríos o incluso el universo entero, aunque están muy lejos. A veces, al despertar de su sueño, ve que es un ser humano, acostado en su cama en determinado lugar; entonces, en función de diversas condiciones, se identifica como miembro de una determinada nacionalidad, familia, etc. Todos esos estados, de sueño profundo, ensoñaciones y vigilia, no son sino energías de la Suprema Personalidad de Dios. Siempre debemos recordar al creador original de esas condiciones, el Señor Supremo, que no Se ve afectado por ellas.
SIGNIFICADO: Ni el sueño profundo, ni la ensoñación ni la vigilia son condiciones sustanciales de la entidad viviente. No son más que la manifestación de diversas fases de la vida condicionada. Muy lejos de nosotros hay montañas, ríos, árboles, insectos, tigres y serpientes, pero en sueños imaginamos que están cerca. Por la noche, la entidad viviente tiene sueños en el plano sutil, y, del mismo modo, cuando despierta vive en un sueño denso de nación, comunidad, sociedad, pertenencias, rascacielos, cuenta corriente, posición y honor. En estas circunstancias, hemos de saber que nuestra posición se debe al contacto con el mundo material. Las circunstancias en que nos encontramos en las diversas formas de vida son simples creaciones de la energía ilusoria, que actúa bajo la dirección de la Suprema Personalidad de Dios. Por lo tanto, en última instancia todo es obra del Señor Supremo, y la entidad viviente condicionada simplemente debe recordar a ese artífice original, Śrī Kṛṣṇa. Como entidades vivientes, somos arrastrados por las olas de prakṛti, la naturaleza, que actúa bajo la dirección del Señor (mayadhyakṣena prakṛtiḥ sūyate sa carācaram). En una canción, Bhaktivinoda Ṭhākura dice: (miche) māyāra vaśe, yāccha bhese’, khāccha hābuḍubu, bhāi: «¿Por qué te dejas arrastrar por las olas de la energía ilusoria, en las diversas fases del sueño y la vigilia, que son creaciones de māyā?». Nuestro único deber es recordar al director supremo de la energía ilusoria, Kṛṣṇa, y el śāstra nos aconseja cómo hacerlo: harer nāma harer nāma harer nāmaiva kevalam: Debemos cantar constantemente el santo nombre del Señor: Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/ Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. La comprensión del Señor Supremo pasa por tres fases: Brahman, Paramātma y Bhagavān; pero la comprensión definitiva es Bhāgavan. Aquel que percibe a Bhagavān, la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, es el más perfecto de los mahātmas (vasudevaḥ sarvam iti sa mahātma sudurlabhaḥ). En la forma humana de vida, debemos comprender a la Suprema Personalidad de Dios, pues de ese modo entenderemos también todo lo demás. Yasmin vijñāte sarvam evaṁ vijñātaṁ bhavati. Según este aforismo védico, el simple hecho de entender a Kṛṣṇa trae consigo la comprensión del Brahman, de Paramātma, de prakṛti, de la energía ilusoria, de la energía espiritual y de todo lo demás. Todo se revela. Prakṛti, la naturaleza material, actúa bajo la dirección del Señor Supremo, y nosotros, las entidades vivientes, somos arrastrados por las diversas fases de prakṛti. Para alcanzar la autorrealización, debemos recordar constantemente a Kṛṣṇa. Como se afirma en el Padma Puraṇā: smartavyaḥ satataṁ viṣṇuḥ: Debemos recordar constantemente al Señor Viṣṇu. Vismartavyo na jātucit: Nunca debemos olvidar al Señor. En eso consiste la perfección de la vida.