Texts 2-3
sa lakṣaṁ varṣa-lakṣāṇām
avyāhata-balendriyaḥ
stūyamāno mahā-yogī
munibhiḥ siddha-cāraṇaiḥ
kulācalendra-droṇīṣu
nānā-saṅkalpa-siddhiṣu
reme vidyādhara-strībhir
gāpayan harim īśvaram
saḥ—él (Citraketu); lakṣam—cien mil; varṣa—de años; lakṣāṇām—cien mil; avyāhata—sin obstáculo; bala-indriyaḥ—cuya fuerza y vigor sensorial; stūyamānaḥ—alabado; mahā-yogī—el gran yogī místico; munibhiḥ—por personas santas; siddha-cāraṇaiḥ—por los siddhas y cāraṇas; kulācalendra-droṇīṣu—en los valles de la gran montaña conocida con el nombre de Kulācalendra, o Sumeru; nānā-saṅkalpa-siddhiṣu—donde se alcanza la perfección en todas las formas de poder místico; reme—disfrutó; vidyādhara-strībhiḥ—con las mujeres del planeta Vidyādhara; gāpayan—haciendo alabar; harim—a la Suprema Personalidad de Dios, Hari; īśvaram—al controlador.
Alabado por grandes sabios santos y por los habitantes de Siddhaloka y Cāraṇaloka, Citraketu, el muy poderoso yogī místico, se dedicó a viajar, disfrutando de la vida durante millones de años. Pleno de fuerza física y sin conocer la debilidad de los sentidos, recorrió los valles de la montaña Sumeru, el lugar en que se alcanza la perfección en los diversos tipos de poder místico. En esos valles disfrutó de la vida con las mujeres de Vidyādhara-loka, cantando las glorias de Hari, el Señor Supremo.
SIGNIFICADO: Se debe entender que Mahārāja Citraketu, aunque estaba rodeado por las hermosas mujeres de Vidyādhara-loka, no se olvidó de glorificar al Señor con el canto de Su santo nombre. En muchos pasajes de las Escrituras se demuestra que a la persona que está libre de la contaminación material, al devoto puro que se ocupa en cantar las glorias del Señor, hay que considerarla perfecta.