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Text 13

pumān naivaiti yad gatvā
bila-svargaṁ gato yathā
pratyag-dhāmāvida iha
kim asat-karmabhir bhavet


pumān—un ser humano; na—no; eva—en verdad; eti—regresa; yat—al cual; gatvā—habiendo ido; bila-svargam—a la región del sistema planetario inferior llamado Pātāla; gataḥ—ido; yathā—como; pratyak-dhāma—el refulgente mundo espiritual; avidaḥ—del hombre poco inteligente; iha—en este mundo material; kim—qué beneficio; asat-karmabhiḥ—con actividades fruitivas, que son temporales; bhavet—puede haber.


[Nārada Muni había hablado de un bila, un agujero, del cual, una vez dentro, nunca se sale. Los Haryaśvas entendieron el significado de la alegoría:] Es difícil hallar a una persona que haya regresado del sistema planetario inferior, Pātāla, después de haber entrado en él. Del mismo modo, aquel que entra en Vaikuṇṭha-dhāma [pratyag-dhāma] ya no regresa al mundo material. Si existe ese lugar, del cual, habiendo ido una vez, ya no se regresa a la miserable condición de la vida material, ¿qué sentido tiene ir saltando como monos por el mundo material, sin ver ni comprender ese lugar? ¿Qué se gana con ello?


SIGNIFICADO: Como se afirma en el Bhagavad-gītā (15.6): yad gatvā na nivartante tad dhāma paramaṁ mama: Existe una región de la cual, quien la visita, ya no regresa al mundo material. Esa región se ha descrito ya muchas veces. En otro pasaje del Bhagavad-gītā (4.9), Kṛṣṇa dice:

janma karma ca me divyam
evaṁ yo vetti tattvataḥ
tyaktvā dehaṁ punar janma
naiti mām eti so ’rjuna


«¡Oh, Arjuna!, aquel que conoce la naturaleza trascendental de Mi advenimiento y actividades, al abandonar el cuerpo no vuelve a nacer en este mundo material, sino que alcanza Mi morada eterna».


Quien puede entender correctamente a Kṛṣṇa, a quien ya se ha descrito como Rey Supremo, después de abandonar el cuerpo material no regresa a este mundo. Esto es lo que se explica en este verso del Śrīmad-Bhāgavatampumān naivaiti yad gatvā: No regresa al mundo material, sino que va de regreso al hogar, de vuelta a Dios, para vivir una vida de conocimiento y de bienaventuranza eterna. ¿Por qué a la gente no le interesa esto? ¿Qué se gana con nacer de nuevo en el mundo material, a veces como ser humano, a veces como semidiós, y a veces como perro o gato? ¿De qué sirve perder el tiempo de esa forma? En el Bhagavad-gītā (8.15), Kṛṣṇa ha afirmando con toda claridad:

mām upetya punar janma
duḥkhālayam aśāśvatam
nāpnuvanti mahātmānaḥ
saṁsiddhiṁ paramāṁ gatāḥ


«Cuando llegan a Mí, las grandes almas, que son yogīs en estado de devoción, jamás regresan a este mundo temporal lleno de sufrimientos, pues han logrado la máxima perfección». Nuestro verdadero interés debe estar en cómo liberarnos del ciclo de nacimientos y muertes y alcanzar la perfección suprema viviendo con el Rey Supremo en el mundo espiritual. En estos versos, los hijos de Dakṣa dicen una y otra vez: kim asat-karmabhir bhavet: «¿De qué sirven esas actividades fruitivas, que no son permanentes?».

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