Text 12
om harir vidadhyān mama sarva-rakṣāṁ
nyastāṅghri-padmaḥ patagendra-pṛṣṭhe
darāri-carmāsi-gadeṣu-cāpa-
pāśān dadhāno ’ṣṭa-guno ’ṣṭa-bāhuḥ
oṁ—¡oh, Señor!; hariḥ—la Suprema Personalidad de Dios; vidadhyāt—que Él otorgue; mama—mía; sarva-rakṣām—protección en todas direcciones; nyasta—puestos; aṅghri-padmaḥ—cuyos pies de loto;patagendra-pṛṣṭhe—en la espalda de Garuḍa, el rey de todas las aves; dara—caracola; ari—disco; carma—escudo; asi—espada; gadā—maza; iṣu—flechas; cāpa—arco; pāśān—cuerdas; dadhānaḥ—sosteniendo;aṣṭa—con ocho; guṇaḥ—perfecciones; aṣṭa—ocho; bāhuḥ—brazos.
El Señor Supremo, que Se sienta a lomos del ave Garuḍa, tocándole con Sus pies de loto, sostiene ocho armas: la caracola, el disco, el escudo, la espada, la maza, las flechas, el arco y las cuerdas. Que esa Suprema Personalidad de Dios Me proteja en todo momento con Sus ocho brazos. Él es todopoderoso, pues goza de plenitud en los ocho poderes místicos [aṇimā, laghimā, etc.].
SIGNIFICADO: Considerarse uno con el Señor Supremo se denomina ahaṅgrah opāsanā. Mediante el proceso de ahaṅgrahopāsanā no nos volvemos Dios, sino que meditamos en nuestra identidad cualitativa con el Supremo. Entendiendo que, como almas, somos cualitativamente iguales al Alma Suprema, del mismo modo que el agua del río tiene la misma naturaleza que el agua del mar, debemos meditar en el Señor Supremo, como se explica en este verso, y buscar Su protección. Las entidades vivientes siempre están subordinadas al Supremo. Por consiguiente, tienen el deber de buscar siempre la misericordia del Señor, para, de este modo, recibir Su protección en toda circunstancia.