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Text 31

ity akṣaratayātmānaṁ
cin-mātram avaśeṣitam
jñātvādvayo ’tha viramed
dagdha-yonir ivānalaḥ


iti—así; akṣaratayā—debido a que es espiritual; ātmānam—uno mismo (el alma individual); cit-mātram—completamente espiritual; avaśeṣitam—lo restante (después de que los elementos materiales se fundan, uno tras otro, en la Superalma original); jñātvā—entender; advayaḥ—sin diferencia, o cualitativamente igual a Paramātmā; atha—así; viramet—se debe poner fin a la existencia material; dagdha-yoniḥ—cuya fuente (la madera) se ha consumido; iva—como; analaḥ—las llamas.


De este modo, cuando todas las identificaciones materiales se han fundido en sus respectivos elementos materiales, los seres vivos, que en última instancia son completamente espirituales, pues son cualitativamente uno con el Ser Supremo, deben poner fin a su existencia material, del mismo modo que las llamas se apagan cuando la leña en que arden se ha consumido. Cuando el cuerpo material se hace volver a los diversos elementos materiales, solo permanece el ser espiritual. Ese ser espiritual es Brahman, y es cualitativamente uno con el Parabrahman.


Así terminan los significados de Bhaktivedanta correspondientes al capítulo duodécimo del Canto Séptimo delŚrīmad-Bhāgavatam, titulado «La sociedad perfecta: cuatro clases espirituales».

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