Text 48
vitathābhiniveśo ’yaṁ
yad guṇeṣv artha-dṛg-vacaḥ
yathā manorathaḥ svapnaḥ
sarvam aindriyakaṁ mṛṣā
vitatha—inútil; abhiniveśaḥ—el concepto; ayam—este; yat—que; guṇeṣu—en las modalidades de la naturaleza material; artha—como una realidad; dṛk-vacaḥ—el ver y el hablar de; yathā—tal como; manorathaḥ—una invención mental (soñar despierto);svapnaḥ—un sueño; sarvam—todo; aindriyakam—producido por los sentidos; mṛṣā—falso.
Es inútil contemplar las modalidades materiales de la naturaleza, o hablar de las supuestas felicidad y aflicción que se derivan de ellas, como si fuesen reales. Durante el día, cuando la mente divaga y el hombre comienza a creer que es alguien muy importante, o por la noche, mientras sueña que disfruta de una mujer hermosa, lo único que está experimentando son las ilusiones del sueño. De manera similar, debe entenderse que la felicidad y la aflicción causadas por los sentidos materiales también carecen de sentido.
SIGNIFICADO: La felicidad y la aflicción que se derivan de las actividades de los sentidos materiales no son felicidad y aflicción verdaderas. Por ello, el Bhagavad-gītā habla de una felicidad que es trascendental al concepto material de la vida (sukham ātyantikaṁ yat tad buddhi-grāhyam atīndriyam). Nuestros sentidos, cuando se purifican de la contaminación material, se vuelven atīndriya, sentidos trascendentales, y cuando esos sentidos trascendentales se ocupan en el servicio del amo de los sentidos, Hṛṣīkeśa, podemos obtener un placer trascendental verdadero. La aflicción y la felicidad que son producto de las capacidades inventivas de nuestra mente sutil no son reales, sino simples invenciones mentales. Por lo tanto, no debemos fantasear con esa supuesta felicidad, que no es más que una invención de la mente. Por el contrario, lo mejor es ocupar la mente en el servicio del Señor, Hṛṣīkeśa, y sentir así la vida verdaderamente bienaventurada.
Se afirma en los Vedas: apāma-somam amṛtā abhūma apsarobhir viharāma. En relación con este concepto, deseamos ir a los planetas celestiales para disfrutar allí con muchachas jóvenes y beber soma-rasa. Ese placer imaginario, sin embargo, carece de valor, como se confirma en el Bhagavad-gītā (7.23): antavat tu phalaṁ teṣāṁ tad bhavaty alpa-medhasām: «Los hombres de poca inteligencia adoran a los semidioses, y los frutos que obtienen son limitados y temporales». Podemos llevar a cabo actividades fruitivas o adorar a los semidioses, y de ese modo elevarnos a los sistemas planetarios superiores para disfrutar de los sentidos, pero el Bhagavad-gītā dice que esa situación no es deseable, pues es antavat, perecedera. La felicidad de que se disfruta de ese modo es como el placer de abrazar a una mujer joven en sueños; por algún tiempo puede resultar agradable, pero en realidad, el principio básico es falso. La felicidad y la aflicción de este mundo material, que son invenciones mentales, se comparan a sueños, pues son falsas. Todo pensamiento de alcanzar la felicidad mediante los sentidos materiales se apoya en una base falsa, y por lo tanto carece de sentido.