Text 2
śrī-brahmovāca
tāteme durlabhāḥ puṁsāṁ
yān vṛṇīṣe varān mama
tathāpi vitarāmy aṅga
varān yadyapi durlabhān
śrī-brahmā uvāca—el Señor Brahmā dijo; tāta—¡oh, querido hijo!; ime—todas esas; durlabhāḥ—obtenidas muy rara vez; puṁsām—por hombres; yān—esas que; vṛṇīṣe—tú pides; varān—bendiciones; mama—de mí; tathāpi—aun así; vitarāmi—voy a conceder; aṅga—¡oh, Hiraṇyakaśipu!; varān—las bendiciones;yadyapi—aunque; durlabhān—por lo general nunca se ofrecen a nadie.
El Señor Brahmā dijo: ¡Oh, Hiraṇyakaśipu!, a la mayoría de los hombres les es muy difícil alcanzar esas bendiciones que has pedido. Por lo general, nunca se ofrecen a nadie; pero, a pesar de todo, ¡oh, hijo mío!, voy a concedértelas.
SIGNIFICADO: Si hablamos con propiedad, las bendiciones materiales no siempre merecen ser consideradas bendiciones. Cuando ya tenemos demasiado, una bendición puede actuar como una maldición, pues en el mundo material, para conservar las opulencias materiales obtenidas a base de esfuerzo y trabajos, también se necesitan grandes esfuerzos. El Señor Brahmā informó a Hiraṇyakaśipu de que él estaba dispuesto a concederle todo lo que pidiese, pero que tal vez a Hiraṇyakaśipu le resultase muy difícil mantener el resultado de sus bendiciones. Aun así, Brahmā, como lo había prometido, quería concederle todas las bendiciones que pidiera. La palabra durlabhān indica que no se deben aceptar bendiciones de las que no se pueda disfrutar viviendo en paz.