Text 29
śrī-nārada uvāca
ity uktā loka-guruṇā
taṁ praṇamya divaukasaḥ
nyavartanta gatodvegā
menire cāsuraṁ hatam
śrī-nāradaḥ uvāca—el gran santo Nārada Muni dijo; iti—así; uktāḥ—hablados; loka-guruṇā—por el maestro espiritual supremo de todos; tam—a Él; praṇamya—ofreciendo reverencias; divaukasaḥ—todos los semidioses; nyavartanta—regresaron; gata-udvegāḥ—aliviados de toda ansiedad; menire—consideraron; ca—también; asuram—al demonio (Hiraṇyakaśipu); hatam—matado.
El gran santo Nārada Muni continuó: Cuando la Suprema Personalidad de Dios, el maestro espiritual de todos los seres, hubo tranquilizado de este modo a todos los semidioses que viven en los planetas celestiales, estos Le ofrecieron respetuosas reverencias y regresaron a sus respectivas moradas, con la confianza de que el demonio Hiraṇyakaśipu estaba ya prácticamente muerto.
SIGNIFICADO: Los hombres poco inteligentes que están siempre ocupados en adorar a los semidioses deben notar que estos, cuando son acosados por los demonios, acuden en busca de ayuda a la Suprema Personalidad de Dios. Si los semidioses recurren a la Suprema Personalidad de Dios, ¿por qué sus adoradores no hacen lo mismo cuando desean algún beneficio? El Śrīmad-Bhāgavatam (2.3.10) dice:
akāmaḥ sarva-kāmo vā
mokṣa-kāma udāra-dhīḥ
tīvreṇa bhakti-yogena
yajeta puruṣaṁ param
«Tanto si lo deseamos todo como si no deseamos nada o deseamos fundirnos en la existencia del Señor, si somos inteligentes adoremos al Señor Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, ofreciéndole servicio amoroso trascendental». No importa si somos karmīs, jñānīs o yogīs; si deseamos obtener una determinada bendición, aunque sea material, debemos dirigirnos al Señor Supremo y orarle, pues entonces veremos cumplido nuestro deseo, sin necesidad de acudir a ningún semidiós particular.