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Texts 39-40

nairṛtās te samādiṣṭā
bhartrā vai śūla-pāṇayaḥ
tigma-daṁṣṭra-karālāsyās
tāmra-śmaśru-śiroruhāḥ

nadanto bhairavaṁ nādaṁ
chindhi bhindhīti vādinaḥ
āsīnaṁ cāhanañ śūlaiḥ
prahrādaṁ sarva-marmasu


nairṛtāḥ—los demonios; te—ellos; samādiṣṭāḥ—perfectamente aconsejados; bhartrā—por su amo; vai—en verdad; śūla-pāṇayaḥ—con tridentes en las manos;tigma—muy afilados; daṁṣṭra—dientes; karāla—y espantosas; āsyāḥ—caras; tāmra-śmaśru—bigotes cobrizos; śiroruhāḥ—y cabellos en la cabeza; nadantaḥ—emitiendo; bhairavam—terrorífico; nādam—sonido; chindhi—cortar; bhindhi—dividir en trozos pequeños; iti—así; vādinaḥ—hablando; āsīnam—que estaba sentado en silencio; ca—y; ahanan—atacaron; śūlaiḥ—con sus tridentes; prahrādam—a Prahlāda Mahārāja; sarva-marmasu—en los tiernos miembros de su cuerpo.


Los demonios [rākṣasas], los sirvientes de Hiraṇyakaśipu, se dispusieron entonces a herir con sus tridentes el tierno cuerpecito de Prahlāda Mahārāja. Eran demonios de rostros espantosos, colmillos afilados y barbas y cabellos rojizos como el cobre; tenían un aspecto terrorífico. Con un estruendo ensordecedor, gritando «¡Hazle pedazos!, ¡atraviésalo!», atacaron a Prahlāda Mahārāja, que, sentado en silencio, meditaba en la Suprema Personalidad de Dios.

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