Text 17
satyaṁ vidhātuṁ nija-bhṛtya-bhāṣitaṁ
vyāptiṁ ca bhūteṣv akhileṣu cātmanaḥ
adṛśyatātyadbhuta-rūpam udvahan
stambhe sabhāyāṁ na mṛgaṁ na mānuṣam
satyam—verdaderas; vidhātum—para probar; nija-bhṛtya-bhāṣitam—las palabras de Su propio sirviente (Prahlāda Mahārāja, que había dicho que el Señor está en todas partes); vyāptim—la omnipresencia; ca—y;bhūteṣu—entre las entidades vivientes y los elementos; akhileṣu—todos; ca—también; ātmanaḥ—de Él mismo; adṛśyata—fue vista; ati—muy; adbhuta—maravillosa; rūpam—forma; udvahan—aceptar; stambhe—en la columna; sabhāyām—con la asamblea; na—no; mṛgam—un animal; na—no; mānuṣam—un ser humano.
Para probar que la afirmación de Su sirviente Prahlāda Mahārāja tenía fundamento, o, en otras palabras, para probar que el Señor Supremo está en todas partes, incluso dentro de la columna de una sala de asambleas, la Suprema Personalidad de Dios, Hari, manifestó una forma maravillosa, nunca vista hasta entonces. No era ni un hombre ni un león. Con aquella maravillosa forma, el Señor apareció en la sala de asambleas.
SIGNIFICADO: Cuando Hiraṇyakaśipu preguntó a Prahlāda Mahārāja: «¿Dónde está tu Señor? ¿Está acaso en este pilar?», Prahlāda Mahārāja, sin el menor temor, contestó: «Sí, mi Señor está en todas partes». Por eso, para convencer a Hiraṇyakaśipu de que la afirmación de Prahlāda Mahārāja era inequívocamente cierta, el Señor salió del pilar; apareció en una forma mitad león y mitad hombre, de manera que Hiraṇyakaśipu no pudiera discernir si aquel gran gigante era un león o un ser humano. El Señor, para dar validez a la afirmación de Prahlāda, demostró que Su devoto, como se declara en el Bhagavad-gītā, nunca es vencido (kaunteya pratijānīhi na me bhaktaḥ praṇaśyati). El demoníaco padre de Prahlāda Mahārāja había amenazado a su hijo en repetidas ocasiones con que le mataría, pero Prahlāda estaba seguro de que no podía ser matado, ya que el Señor Supremo le protegía. Al aparecer en la columna, el Señor estaba dando ánimos a Su devoto; era como si dijese: «No te preocupes. Yo estoy aquí». Manifestando Su forma de Nṛsiṁhadeva, el Señor también respetó la promesa del Señor Brahmā, quien había asegurado a Hiraṇyakaśipu que no sería matado por ningún animal ni por ningún hombre. Nadie podía decir que la forma del Señor era completamente ni de hombre ni de león.