Text 32
saṭāvadhūtā jaladāḥ parāpatan
grahāś ca tad-dṛṣṭi-vimuṣṭa-rociṣaḥ
ambhodhayaḥ śvāsa-hatā vicukṣubhur
nirhrāda-bhītā digibhā vicukruśuḥ
saṭā—por el pelo de la cabeza del Señor Nṛsiṁhadeva; avadhūtāḥ—sacudidas; jaladāḥ—las nubes;parāpatan—dispersadas; grahāḥ—los planetas luminosos; ca—y; tat-dṛṣṭi—por Su deslumbrante refulgencia; vimuṣṭa—arrebatada; rociṣaḥ—cuya refulgencia; ambhodhayaḥ—el agua de los mares y océanos; śvāsa-hatāḥ—golpeada por la respiración del Señor Nṛsiṁhadeva; vicukṣubhuḥ—se agitó;nirhrāda-bhītāḥ—aterrorizados por los rugidos de Nṛsiṁhadeva; digibhāḥ—todos los elefantes que guardan las direcciones; vicukruśuḥ—bramaban.
El pelo de la cabeza de Nṛsiṁhadeva sacudía las nubes y las dispersaba por todas partes; Sus ojos deslumbrantes despojaban a los astros del cielo de su refulgencia, y Su respiración agitaba los mares y océanos. Al escuchar Sus rugidos, todos los elefantes del mundo comenzaron a bramar de miedo.
SIGNIFICADO: El Señor dice en el Bhagavad-gītā (10.41):
yad yad vibhūtimat sattvaṁ
śrīmad ūrjitam eva vā
tat tad evāvagaccha tvaṁ
mama tejo-’ṁśa-sambhavam
«Debes saber que todas las creaciones opulentas, hermosas y gloriosas brotan de una simple chispa de Mi esplendor». La luminosidad de los planetas y estrellas del cielo no es más que una manifestación parcial de la refulgencia del Señor. Hay muchas entidades vivientes que manifiestan cualidades maravillosas, pero todas las cosas extraordinarias que puedan existir no son más que una parte de la luminosidad o esplendor (tejas) del Señor. Las olas insondables de los mares y los océanos, y las maravillas de la creación de la Suprema Personalidad de Dios, resultan insignificantes cuando el Señor encarna con Sus rasgos especiales en el mundo material. En comparación con Sus cualidades trascendentales, que son absolutamente superiores, todo resulta insignificante.