Text 15
nāhaṁ bibhemy ajita te ’tibhayānakāsya-
jihvārka-netra-bhrukuṭī-rabhasogra-daṁṣṭrāt
āntra-srajaḥ-kṣataja-keśara-śaṅku-karṇān
nirhrāda-bhīta-digibhād ari-bhin-nakhāgrāt
na—no; aham—yo; bibhemi—siento temor; ajita—¡oh, persona victoriosa suprema, que nunca eres vencido por nadie!; te—Tus; ati—mucho; bhayānaka—temibles; āsya—boca; jihvā—lengua; arka-netra—ojos que brillan como el Sol; bhrukuṭī—entrecejo fruncido; rabhasa—fuertes; ugra-daṁṣṭrāt—feroces colmillos; āntra-srajaḥ—con un collar de intestinos; kṣataja—ensangrentada; keśara—melena; śaṅku-karṇāt—orejas puntiagudas; nirhrāda—con un rugido (que Tú causas); bhīta—aterrorizados; digibhāt—del cual incluso los grandes elefantes; ari-bhit—que atraviesan al enemigo; nakha-agrāt—las puntas de cuyas uñas.
Mi Señor, Tú nunca eres vencido por nadie; verdaderamente, no siento temor del feroz aspecto de Tu lengua y de Tu boca, ni de Tus ojos, que brillan como el Sol, ni de Tu fruncido entrecejo. No siento miedo de Tus colmillos, afilados y puntiagudos, ni de Tu collar de intestinos, ni de Tu melena empapada en sangre, ni de Tus orejas, altas y puntiagudas. Tampoco temo Tu estruendoso rugido, que hace huir a los elefantes a lugares remotos, ni Tus uñas, destinadas a matar a Tus enemigos.
SIGNIFICADO: El feroz aspecto del Señor Nṛsiṁhadeva era indudablemente muy peligroso para los no devotos; a Prahlāda Mahārāja, sin embargo, aquel terrible aspecto no le causaba el más mínimo temor. El león causa terror entre los demás animales, pero sus cachorros no le temen en absoluto. Las entidades vivientes que viven en tierra consideran el agua del mar con horror; dentro del agua, sin embargo, ni el más pequeño pez siente temor. ¿Por qué? Porque el pequeño pececito se ha refugiado en el enorme océano. Se dice que las crecidas de los ríos pueden arrastrar incluso a los grandes elefantes, mientras que los insignificantes pececillos pueden nadar contra la corriente. Por lo tanto, los devotos adoran al Señor incluso cuando adopta un aspecto feroz para matar a los duṣkṛtīs. Keśava dhṛta-nara-hari-rūpa jaya jagadīśa hare. El devoto siempre se complace en adorar al Señor y glorificarle, tanto si manifiesta una forma agradable como si Se muestra feroz.