Text 55
dakṣiṇāṁ gurave dadyād
ṛtvigbhyaś ca yathārhataḥ
annādyenāśva-pākāṁś ca
prīṇayet samupāgatān
dakṣiṇām—alguna donación de oro o dinero; gurave—al maestro espiritual; dadyāt—se debe dar; ṛtvigbhyaḥ ca—y a los sacerdotes ocupados por el maestro espiritual; yathā-arhataḥ—en la medida de lo posible; anna-adyena—repartiendoprasāda; āśva-pākān—incluso a los caṇḍālas, las personas acostumbradas a comer carne de perro; ca—también; prīṇayet—se debe complacer; samupāgatān—pues se han reunido con motivo de la ceremonia.
Al maestro espiritual y a los sacerdotes que han colaborado en la celebración, debe satisfacerles dándoles ropas, adornos, vacas, y también algo de dinero como donación. Debe repartir prasāda hasta satisfacer a todos los presentes, sin excluir a los más bajos de los hombres, los caṇḍālas [que comen carne de perro].
SIGNIFICADO: La cultura védica establece que el prasāda debe repartirse como se recomienda en este verso, sin ningún tipo de discriminaciones. A la hora de repartir prasāda, todos deben ser bienvenidos, desde los brāhmāṇas, śūdras, vaiśyas ykṣatriyas hasta los más bajos de los hombres, los caṇḍālas. Sin embargo, el hecho de que los caṇḍālas, la clase más baja o más pobre, tomen prasāda, no significa que se hayan vuelto Nārāyaṇa, Viṣṇu. Nārāyaṇa está situado en el corazón de todos, pero eso no significa que Nārāyaṇa sea un caṇḍāla, un hombre pobre. La filosofía māyāvāda que sostiene que el hombre pobre es igual a Nārāyaṇa es el movimiento más envidioso y ateo de la cultura védica. Esa mentalidad debe abandonarse por completo. Que todos reciban la oportunidad de tomar prasāda, no significa que todos tengan derecho a volverse Nārāyaṇa.