Text 30
na te ’ravindākṣa padopasarpaṇaṁ
mṛṣā bhavet sarva-suhṛt-priyātmanaḥ
yathetareṣāṁ pṛthag-ātmanāṁ satām
adīdṛśo yad vapur adbhutaṁ hi naḥ
na—nunca; te—de Tu Señoría; aravinda-akṣa—Mi Señor, cuyos ojos son como los pétalos de un loto; pada-upasarpaṇam—adoración de los pies de loto; mṛṣā—inútil; bhavet—puede ser; sarva-suhṛt—el amigo de todos; priya—querido para todos; ātmanaḥ—la Superalma de todos; yathā—como; itareṣām—de otros (de los semidioses); pṛthak-ātmanām—entidades vivientes con un cuerpo material que es distinto del alma; satām—de aquellos que están firmemente establecidos en la espiritualidad; adīdṛśaḥ—Tú has manifestado; yat—ese; vapuḥ—cuerpo; adbhutam—maravilloso; hi—en verdad; naḥ—a nosotros.
¡Oh, mi Señor, que tienes ojos como pétalos de loto!, adorar a los semidioses, que se hallan bajo la influencia del concepto corporal de la vida, es inútil en todo aspecto. Sin embargo, la adoración de Tus pies de loto nunca es inútil, pues Tú eres el amigo supremo de todos, la muy querida Superalma. Por esa razón, Te has manifestado en Tu forma de pez.
SIGNIFICADO: Los semidioses, como Indra, Candra y Sūrya, son entidades vivientes comunes, partes integrales diferenciadas de la Suprema Personalidad de Dios. El Señor Se expande en forma de entidades vivientes (nityo nityānāṁ cetanaś cetanānām). Sus formas personales viṣṇu-tattva, que son completamente espirituales, se denominan svāṁśa, y las entidades vivientes, que son partes diferenciadas, reciben el nombre de vibhinnāṁśa. De estas formas vibhinnāṁśa, unas son espirituales, y otras son una combinación de materia y espíritu. Las almas condicionadas del mundo material son diferentes de sus cuerpos externos, hechos de energía material. Por lo tanto, los semidioses que viven en los sistemas planetarios superiores y las entidades vivientes del sistema planetario inferior son de la misma naturaleza. No obstante, aquellos que viven como seres humanos en este planeta a veces se sienten atraídos a adorar a los semidioses de los sistemas planetarios superiores. Esa adoración es temporal. Del mismo modo que los seres humanos de este planeta, las entidades vivientes conocidas con los nombres de indra, candra, varuṇa, etc., también tendrán que cambiar de cuerpo (tathā dehāntara-prāptiḥ) cuando les llegue el momento. Como se afirma en el Bhagavad-gītā: antavat tu phalaṁ teṣāṁ tad bhavaty alpa-medhasām: «Los hombres de escasa inteligencia adoran a los semidioses, y los frutos que obtienen son limitados y temporales». Kāmais tais tair hṛta-jñānāḥ prapadyante 'nya-devatāḥ: Los que no conocen la posición de los semidioses se sienten inclinados a adorarles con fines materiales, pero los resultados de esa adoración nunca son permanentes. Por eso en este verso se dice: yathetareṣāṁ pṛthag-ātmanāṁ satām, padopasarpaṇaṁ mṛṣā bhavet. En otras palabras, si hay que adorar a alguien, ese alguien es la Suprema Personalidad de Dios. De ese modo, la adoración nunca será inútil. Svalpam apy asya dharmasya trāyate mahato bhayāt: Hasta el mínimo intento de adorar a la Suprema Personalidad de Dios es un bien permanente. Por lo tanto, como se recomienda en el Śrīmad-Bhāgavatam: tyaktvā sva-dharmaṁ caraṇāmbujaṁ hareḥ: Debemos dedicarnos a adorar los pies de loto de Hari, incluso si eso significa abandonar el supuesto deber prescrito que nos ha sido asignado en función del cuerpo que hayamos recibido. La adoración basada en el cuerpo es temporal, de modo que no produce ningún fruto permanente. Pero la adoración de la Suprema Personalidad de Dios proporciona inmensos beneficios.