Text 22
sa yaiḥ spṛṣṭo ’bhidṛṣṭo vā
saṁviṣṭo ’nugato ’pi vā
kosalās te yayuḥ sthānaṁ
yatra gacchanti yoginaḥ
saḥ—Él, el Señor Rāmacandra; yaiḥ—por esas personas; spṛṣṭaḥ—tocado; abhidṛṣṭaḥ—visto; vā—o; saṁviṣṭaḥ—comer o acostarse juntos; anugataḥ—siguieron como sirvientes; api vā—incluso; kosalāḥ—todos los habitantes de Kosala; te—ellos; yayuḥ—partieron; sthānam—al lugar; yatra—a donde; gacchanti—van; yoginaḥ—todos los bhakti-yogīs.
El Señor Rāmacandra regresó a Su morada, el destino de los bhakti-yogīs. Allí fueron también todos los habitantes de Ayodhyā después de servir al Señor en Sus pasatiempos manifestados ofreciéndole reverencias, tocando Sus pies de loto, considerándole en todo sentido como rey y padre, acostándose o sentándose a Su lado como iguales, o simplemente acompañándole.
SIGNIFICADO: En el Bhagavad-gītā (4.9), el Señor dice:
janma karma ca me divyam
evaṁ yo vetti tattvataḥ
tyaktvā dehaṁ punar janma
naiti mām eti so ’rjuna
«¡Oh, Arjuna!, aquel que conoce la naturaleza trascendental de Mi advenimiento y actividades, al abandonar el cuerpo no vuelve a nacer en este mundo material, sino que alcanza Mi morada eterna». Esto se confirma en este verso. Todos los habitantes de Ayodhyā que vieron al Señor Rāmacandra en calidad de súbditos, Le sirvieron como sirvientes, se sentaron y hablaron con Él como amigos, o estuvieron de alguna manera presentes durante Su reinado, fueron de regreso al hogar, de vuelta a Dios. Después de abandonar el cuerpo, el devoto que alcanza la perfección en el servicio devocional entra en el universo en que el Señor Rāmacandra o el Señor Kṛṣṇa estén realizando Sus pasatiempos. En ese prakaṭa-līlā, el devoto aprende a servir al Señor, hasta que finalmente se eleva al sanātana-dhāma, la morada suprema en el mundo espiritual. Ese sanātana-dhāma se menciona también en el Bhagavad-gītā (paras tasmāt tu bhāvo 'nyo 'vyakto 'vyaktāt sanātanaḥ). Quien entra en los pasatiempos eternos del Señor recibe el nombre de nitya-līlā-praviṣṭa. Para que entendamos claramente las razones del regreso del Señor Rāmacandra, en este verso se menciona que el Señor Se marchó al lugar al que van los bhakti-yogīs. Los impersonalistas dan una interpretación errónea a las afirmaciones del Señor y entienden que el Señor entró en Su propia refulgencia, de modo que Se volvió impersonal. Pero el Señor es una persona, y Sus devotos también son personas. En verdad, las entidades vivientes, al igual que el Señor, fueron personas en el pasado, son personas en el presente y continuarán siendo personas incluso después de abandonar el cuerpo. Esto lo confirma también el Bhagavad-gītā.