Text 43
śrī-pūrur uvāca
ko nu loke manuṣyendra
pitur ātma-kṛtaḥ pumān
pratikartuṁ kṣamo yasya
prasādād vindate param
śrī-pūruḥ uvāca—Pūru dijo; kaḥ—qué; nu—en verdad; loke—en este mundo; manuṣya-indra—¡oh, majestad, el mejor de los seres humanos!; pituḥ—al padre; ātma-kṛtaḥ—que ha dado este cuerpo; pumān—una persona; pratikartum—recompensar; kṣamaḥ—puede; yasya—de quien; prasādāt—por la misericordia; vindate—se disfruta; param—vida superior.
Pūru contestó: ¡Oh, majestad!, ¿quién en este mundo puede saldar la deuda contraída con su padre? Por la misericordia de nuestro padre, recibimos la forma humana de vida, que nos da la oportunidad de alcanzar la compañía del Señor Supremo.
SIGNIFICADO: El padre pone la semilla del cuerpo, y esa semilla va creciendo y madurando hasta que se obtiene un cuerpo humano completamente desarrollado, con una conciencia superior a la de los animales. En el cuerpo humano podemos elevarnos hasta los planetas superiores y, todavía más, si cultivamos nuestra conciencia de Kṛṣṇa, podemos ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios. El cuerpo humano, que es tan importante, se obtiene por la gracia del padre; por esa razón, todos tenemos una deuda con nuestro padre. Por supuesto, padres y madres también hemos tenido en otras vidas; hasta los perros y los gatos tienen padres. Pero, en la forma de vida humana, los padres pueden dar a su hijo la más elevada bendición enseñándole a ser un devoto. El devoto alcanza la bendición más elevada porque se aleja definitivamente del ciclo de nacimientos y muertes. Por lo tanto, el padre que educa a su hijo en el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa es el más generoso del mundo. Los śāstras dicen:
janame janame sabe pitā mātā pāya
kṛṣṇa guru nahi mile bhaja hari ei
Todos tenemos un padre y una madre, pero, si logramos la bendición de Kṛṣṇa y del guru, podemos conquistar la naturaleza material e ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios.