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El Toque de la Energía Superior

manye tvāṁ kālam īśānam
anādi-nidhanaṁ vibhum
samaṁ carantaṁ sarvatra
bhūtānāṁ yan mithaḥ kaliḥ


Mi Señor, yo considero que Tu Señoría es el tiempo eterno, el controlador supremo, aquel que no tiene principio ni fin, y que está dentro y fuera de todo. Al distribuir Tu misericordia, eres equitativo con todos. Las disensiones entre los seres vivientes se deben al intercambio social.


Śrīmad-Bhāgavatam 1.8.28


Kuntīdevī sabía que Kṛṣṇa no era ni su sobrino ni un familiar común de su casa paterna. Ella sabía perfectamente bien que Kṛṣṇa es el Señor primordial que vive en el corazón de todos en forma de la Superalma, Paramātmā. Otro nombre del aspecto Paramātmā del Señor es kāla, el tiempo eterno. El tiempo eterno es el testigo de todas nuestras acciones, buenas y malas, y, en consecuencia, Él asigna las reacciones resultantes. De nada vale decir que no sabemos por qué ni para qué estamos sufriendo. Puede que hayamos olvidado la fechoría por la cual estamos sufriendo en los actuales momentos, pero debemos recordar que Paramātmā es nuestro compañero constante y, por consiguiente, Él conoce todo: pasado, presente y futuro. Y debido a que el aspecto Paramātmā del Señor Kṛṣṇa asigna todas las acciones y reacciones, Él es además el controlador supremo. Ni una brizna de hierba se mueve sin Su sanción. A los seres vivientes se les da tanta libertad como merecen, y el mal uso de esa libertad es la causa del sufrimiento. Los devotos del Señor no hacen mal uso de su libertad, por tanto, ellos son los hijos buenos del Señor. Otros, que hacen mal uso de la libertad, son puestos en medio de los sufrimientos asignados por el kāla eterno. El kāla ofrece a las almas condicionadas tanto felicidad como sufrimientos. Todo está predestinado por el tiempo eterno. Así como tenemos sufrimientos que no hemos pedido, también tendremos felicidad sin pedirla, pues todo eso está predestinado por kāla. De modo que nadie es ni enemigo ni amigo del Señor. Todo el mundo está sufriendo y disfrutando el resultado de su propio destino. Ese destino lo crean los seres vivientes en el transcurso del intercambio social. Aquí, todo el mundo quiere enseñorearse de la naturaleza material, y de ese modo todo el mundo crea su propio destino bajo la supervisión del Señor Supremo. Él está dentro y fuera de todo, y, por consiguiente, Él puede ver las actividades de todos. Y como el Señor no tiene ni principio ni fin, a Él también se Le conoce como el tiempo eterno, kāla.


Lo que la consagrada Kuntī explica aquí, lo confirma exactamente el propio Señor en el Bhagavad-gītā (9.29). Allí, el Señor dice:

samo ’haṁ sarva-bhūteṣu
na me dveṣyo ’sti na priyaḥ
ye bhajanti tu māṁ bhaktyā
mayi te teṣu cāpy aham


«Yo no envidio a nadie ni tengo preferencia por nadie. Soy ecuánime con todos. Pero aquel que Me ofrece servicio con devoción es un amigo y está en Mí, y Yo también soy un amigo para él». Dios no puede tener preferencias. Todo el mundo es hijo de Dios, así que, ¿cómo puede Dios favorecer a un hijo más que a otro? Eso no es posible. Pero los seres humanos discriminan. En Estados Unidos tienen el lema: «En Dios confiamos», pero aquel que confía en Dios debe ser igualmente bondadoso y misericordioso con todas las entidades vivientes. Eso es conciencia de Dios.


Kṛṣṇa dice: «Yo no tengo enemigos ni tengo amigos». Na me dveṣyo ’sti na priyaḥ. La palabra dveṣya significa «enemigo». Nosotros estamos envidiosos de nuestros enemigos y somos amistosos con nuestros amigos, pero, como Kṛṣṇa es absoluto, incluso cuando Él parece ser hostil con algún demonio es en realidad un amigo. Cuando Kṛṣṇa mata a un demonio, mata sus actividades demoníacas, y el demonio se vuelve de inmediato un santo y se funde en la suprema refulgencia impersonal, el brahmajyoti.


El brahmajyoti es uno de los tres aspectos de la Verdad Absoluta.

vadanti tat tattva-vidas
tattvaṁ yaj jñānam advayam
brahmeti paramātmeti
bhagavān iti śabdyate


(Bhāg. 1.2.11)


La Verdad Absoluta es una, pero se percibe en tres aspectos, conocidos como Brahman, Paramātmā y Bhagavān. El aspecto completo y original de la Verdad Absoluta es Bhagavān, la Suprema Personalidad de Dios, y Su representación plenaria es Paramātmā, Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu, quien está situado en el corazón de todos (īśvaraḥ sarva-bhutānāṁ hṛd-deśe ’rjuna tiṣṭhati). El tercer aspecto de la Verdad Absoluta es el Brahman, la refulgencia impersonal del Absoluto, la cual se difunde por todas partes.


La Verdad Absoluta es ecuánime con todos, pero cada quien llega a comprender al Absoluto según la forma en que se acerca a Él (ye yathā māṁ prapadyante). Según la capacidad que se tenga de entender, la Verdad Absoluta se revela ya sea como Brahman impersonal, como Paramātmā localizado o, finalmente, como Bhagavān.


Explicaremos esto con un ejemplo. A veces puede que veamos las colinas desde nuestra habitación, aunque quizás no las veamos bien definidas. En Los Ángeles hay muchas colinas, pero, cuando las vemos desde un lugar distante, se ven como algo nebuloso. Sin embargo, si nos dirigimos hacia una colina, observaremos que hay algo definido: una colina. Y si hacemos todo el recorrido hasta llegar a la colina en sí, nos encontraremos con mucha gente que trabaja allí, muchas casas, calles, coches, y muchísimas y variadas cosas. Igualmente, si queremos conocer la Verdad Absoluta mediante nuestro diminuto cerebro y pensamos: «Haré una investigación para encontrar la Verdad Absoluta», tendremos una idea impersonal y vaga. Luego, si seguimos adelante y meditamos, descubriremos que Dios está situado dentro de nuestro corazón. Dhyānāvasthita-tad-gatena manasā paśyanti yaṁ yoginaḥ. Mediante la meditación, los yogīs —los verdaderos yogīs— ven la forma de Viṣṇu que está dentro del corazón. Los devotos, sin embargo, ven a la Persona Suprema cara a cara, tal como nosotros nos vemos cara a cara y hablamos cara a cara. La Suprema Personalidad de Dios ordena: «Dame esto», y el devoto sirve al Señor directamente, dándole lo que Él quiere. Así pues, hay diferentes maneras de comprender la Verdad Absoluta, y aunque Él es ecuánime con todos, depende de nosotros entenderlo conforme a nuestro avance. Por eso Kuntī dice: samaṁ carantaṁ sarvatra: «Al distribuir Tu misericordia, eres equitativo con todos».


La palabra carantam significa «móvil». El Señor Se mueve por todas partes —dentro y fuera—, y nosotros simplemente tenemos que aclarar nuestra visión, de manera que podamos verlo. Mediante el servicio devocional podemos purificar nuestros sentidos, de modo que podamos percibir la presencia de Dios. Aquellos que son poco inteligentes sólo tratan de encontrar a Dios dentro, pero aquellos de inteligencia adelantada pueden ver al Señor tanto dentro como fuera.


El sistema yóguico de meditación es en realidad para aquellos que son poco inteligentes. Aquel que practica meditación a través del yoga debe controlar los sentidos (yoga indriya-saṁyamaḥ). Nuestros sentidos son muy inquietos, y mediante la práctica de los diferentes āsanas, o maneras de sentarse, hay que controlar la mente y los sentidos de modo de poder concentrarse en la forma de Viṣṇu que se halla en el corazón. Ése es el sistema de yoga que se recomienda para aquellos que están demasiado absortos en el concepto corporal de la vida. Sin embargo, debido a que los bhaktas, los devotos, son más adelantados, no necesitan someterse a un proceso aparte para controlar sus sentidos; en vez de ello, con dedicarse al servicio devocional, ya están controlando sus sentidos.


Por ejemplo, si un devoto está dedicado a adorar a la Deidad, a limpiar el templo, a adornar a la Deidad, a cocinar para la Deidad, etc., sus sentidos ya están dedicados al servicio de la Verdad Absoluta, luego ¿qué posibilidad hay de que se desvíen? Hṛṣīkeṇa hṛṣīkeśa-sevanaṁ bhaktir ucyate: bhakti, servicio devocional, significa simplemente ocupar nuestros sentidos (hṛṣīka) en el servicio del amo de los sentidos (hṛṣīkeśa). Ahora nuestros sentidos están dedicados a su propia complacencia. Yo estoy pensando que, como soy este cuerpo, debo satisfacer mis sentidos. De hecho, no obstante, ésa es una etapa contaminada de la vida. Si llegamos a la comprensión de que no somos este cuerpo sino un alma espiritual, parte integral de Dios, sabemos que nuestros sentidos espirituales deben dedicarse al servicio del supremo ser espiritual. De ese modo, lograremos la liberación (mukti).


La liberación se consigue cuando se deja la falsa idea de que el cuerpo es el yo y cuando se reasume la verdadera posición de servicio al Señor (muktir hitvānyathā-rūpaṁ svarūpeṇa vyavasthitiḥ, Bhāg. 2.10.6). Cuando estamos condicionados, abandonamos nuestra posición constitucional original, que Caitanya Mahāprabhu explica que es estar al servicio eterno de Kṛṣṇa (jīvera svarūpa hay—kṛṣṇera ‘nitya-dāsa’). Pero, en cuanto nos ocupamos en el servicio del Señor, nos liberamos de inmediato. No hay necesidad de pasar a través de algún proceso preliminar. El acto en sí de ocupar los sentidos en el servicio del Señor es prueba de que se está liberado.


Esa liberación está abierta a todos (samaṁ carantam). En el Bhagavad-gītā, Kṛṣṇa no dice a Arjuna: «Sólo tú puedes venir a Mí y quedar liberado». No, el Señor está a la disposición de todos. Cuando dice: sarva-dharmān parityajya mām ekaṁ śaraṇaṁ vraja —«Abandona todos los demás deberes y entrégate a Mí»—, no sólo está hablando a Arjuna, sino a todo el mundo. Arjuna fue el objetivo original, pero, de hecho, el Bhagavad-gītā se habló para todos, para todos los seres humanos y, por consiguiente, debemos sacar provecho de él.


La imparcialidad de Kṛṣṇa se dice que se asemeja a la del Sol. El Sol no considera: «He aquí a un hombre pobre, he aquí a un hombre de clase baja y he aquí a un cerdo. No les distribuiré mi luz a ellos». No, el Sol es ecuánime con todos, y lo único que debemos hacer es sacar provecho de él. La luz del Sol está disponible, pero, si cerramos nuestras puertas y queremos mantenernos en la oscuridad, es una decisión nuestra. De la misma manera, Kṛṣṇa está en todas partes, Kṛṣṇa es para todos y Kṛṣṇa está dispuesto a aceptarnos tan pronto como nos entreguemos. Samaṁ carantam. No hay ninguna restricción. La gente puede que haga una diferencia entre clase inferior y clase superior, pero Kṛṣṇa dice: māṁ hi pārtha vyapāśritya ye ’pi syuḥ pāpa-yonayaḥ (Bg. 9.32): «Pese a que alguien pueda supuestamente ser de una clase inferior, eso no importa. Si se entrega a Mí, también es merecedor de ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios».


A ese mismo Kṛṣṇa, Kuntīdevī Lo describe como el tiempo eterno. Todo ocurre dentro del marco del tiempo, pero nuestros cálculos en el tiempo —cálculos de pasado, presente y futuro— son relativos. La medida que un pequeño insecto trace del pasado, presente y futuro, es diferente de nuestro pasado, presente y futuro, e igualmente, el pasado, presente y futuro de Brahmā, el principal ser viviente creador que hay en este universo, es diferente del nuestro. Pero Kṛṣṇa no tiene pasado, presente ni futuro. Por tanto, Él es eterno. Nosotros tenemos un pasado, presente y futuro porque cambiamos de un cuerpo a otro. El cuerpo que ahora tenemos está fechado. En una cierta fecha nací de mi padre y de mi madre, y ahora este cuerpo permanecerá por algún tiempo. Crecerá, producirá algunos subproductos, luego envejecerá, menguará y desaparecerá, y entonces tendré que aceptar otro cuerpo. Cuando el pasado, presente y futuro de mi cuerpo actual se termine, aceptaré otro cuerpo, y de nuevo comenzará mi pasado, presente y futuro. Pero Kṛṣṇa no tiene pasado, presente ni futuro, porque Él no cambia Su cuerpo. Ésa es la diferencia entre nosotros y Kṛṣṇa.


La posición eterna de Kṛṣṇa se revela en el Bhagavad-gītā. Allí, Kṛṣṇa dijo a Arjuna: «En el pasado, hace millones de años, Yo hablé esta filosofía del Bhagavad-gītā al dios del Sol». Arjuna dio la impresión de no creer esto. Claro que Arjuna lo sabía todo, pero por el bien de nuestra educación dijo a Kṛṣṇa: «Kṛṣṇa, somos contemporáneos, y puesto que nacimos prácticamente al mismo tiempo, ¿cómo puedo creer que hablaste esta filosofía al dios del Sol hace tanto tiempo?». Kṛṣṇa respondió a esto: «Mi querido Arjuna, tú también estabas presente entonces, pero lo has olvidado, mientras que Yo no. Ésa es la diferencia». El pasado, el presente y el futuro son propios de personas que olvidan, pero para aquel que no olvida, que vive eternamente, no hay pasado, presente ni futuro.


Kuntī, por consiguiente, se dirige a Kṛṣṇa llamándolo eterno (manye tvāṁ kālam). Y puesto que Él es eterno, es el controlador absoluto (īśānam). En virtud del comportamiento extraordinario de Kṛṣṇa, Kuntī pudo entender que Kṛṣṇa es eterno y que Kṛṣṇa es el supremo controlador. Él no tiene principio ni fin (anādi-nidhanam) y, en consecuencia, es vibhu, el Supremo, el más grande de todos.


Nosotros somos aṇu, lo más pequeño, y Kṛṣṇa es vibhu, lo más grande. Nosotros somos partes integrales de Kṛṣṇa y, en consecuencia, Kṛṣṇa es tanto lo más pequeño como lo más grande, mientras que nosotros somos únicamente lo más pequeño. Vibhu, lo más grande, debe incluirlo todo. Si tengo un bolso grande, puedo llevar muchas cosas, mientras que en uno pequeño no puedo hacerlo. Como Kṛṣṇa es vibhu, lo más grande, lo incluye todo, incluso el tiempo pasado, presente y futuro, y Él está dentro y fuera de todo, está presente en todas partes.

Sin Kṛṣṇa, la materia no se puede desarrollar. Los científicos ateos dicen que la vida proviene de la materia, pero eso es un disparate. La materia es una energía de Kṛṣṇa, y el espíritu es otra. El espíritu es energía superior, y la materia es energía inferior. La materia se desarrolla cuando la energía superior se halla presente. Por ejemplo, hace doscientos o trescientos años, la tierra de América no estaba desarrollada, pero debido a que unas entidades vivientes superiores vinieron aquí de Europa, América está ahora muy desarrollada. De modo que, la causa del desarrollo es la energía superior. En África, Australia y muchos otros lugares, aún hay tierra baldía que está sin desarrollarse. ¿Por qué está sin desarrollarse? Porque la energía superior, integrada por entidades vivientes adelantadas, no la ha tocado. En cuanto la energía superior la toque, en la misma tierra se desarrollarán muchísimas fábricas, casas, ciudades, carreteras, automóviles, etc.


La esencia de este ejemplo es que la materia no puede desarrollarse por sí sola. No es posible. La energía superior debe tocarla, y entonces se volverá activa. Para dar otro ejemplo, una máquina es materia —es energía inferior—, por lo tanto, a menos que un operador llegue a tocar la máquina, ésta no actuará. Puede que alguien tenga un automóvil muy costoso, pero a menos que aparezca un conductor, ni en millones de años irá a alguna parte.


Así que es una cuestión de sentido común entender que la materia no puede actuar independientemente; a menos que la energía superior, la entidad viviente, la toque, no puede actuar. De manera que ¿cómo podemos concluir que la vida se desarrolla a partir de la materia? Puede que científicos sinvergüenzas digan eso, pero ellos no tienen suficiente conocimiento.


Todos los universos se han desarrollado debido a la presencia de Kṛṣṇa, como se menciona en el Brahma-saṁhitā (aṇḍāntara-stha-paramāṇu-cayāntara-stham). Ahora los científicos están estudiando los átomos, y están descubriendo que los electrones, los protones y otras partículas, actúan de muchísimas maneras. ¿Por qué están activas esas partículas? Porque Kṛṣṇa está presente allí. Eso es verdadera comprensión científica.

Debemos entender a Kṛṣṇa de un modo científico. Kṛṣṇa no tiene pasado, presente ni futuro. Él es el tiempo eterno, sin principio ni fin, y Él es ecuánime con todo el mundo. Nosotros simplemente tenemos que prepararnos para ver a Kṛṣṇa y entender a Kṛṣṇa. Ésa es la finalidad del cultivo de conciencia de Kṛṣṇa.

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